martes, 9 de marzo de 2010

HISTORIA DE CORDOBA.



BREVE HISTORIA DE CORDOBA



Sabías que.........


Conventos.


Los conventos no se llaman así en vano, Bajo el imperio romano, el conventus era una división administrativa y jurídica. El término también hacia referencia al conjunto de ciudadanos romanos que habitaban una población o territorio que todavía no gozaba de la ciudadanía, como ocurría en Córdoba en la época de César.


Sabías que ….......


Allá lejos y hace tiempo.


Los primeros poblamientos de Córdoba se remontan a tercer milenio a.C. Hasta ahora, el yacimiento más antiguo es el ubicado en la zona de la ciudad conocida hoy como parque Cruz Conde. Según los restos excavados, se trataba de reducidas aglomeraciones de cabañas, cuyos habitantes practicaban una economía básicamente agropecuaria. La incorporación de técnicas metalúrgicas marcó el desarrollo del enclave, cuya permanencia quedó consolidada entre los siglos IX y VIII a.C. El asentamiento se caracterizó por unidades de habitación simples de planta circular y rectangular, construidas con madera, barro y piedra y levantadas desordenadamente.
El poblado comienza a configurarse como núcleo urbano en los siglos VII y VI a.C., cuando llegaron los fenicios y griegos y expandieron un comercio sostenido en torno a las márgenes del río Guadalquivir. La explotación minera de Sierra Morena decidió la expansión de la hegemonía cordobesa.

martes, 23 de febrero de 2010

C Ó R D O B A .


CÓRDOBA EN SU HISTORIA



Córdoba es una ciudad luminosa, cana de civilizaciones, proyectada desde su integridad; que no en balde está situada en el centro geográfico de Andalucía; lo que le permite irradiar su espíritu en todas direcciones, a la vez que propagar sus acentos en aras de su universalidad.


Si a Roma se va por todos los caminos, a Córdoba su accede por el del noble trazado que le determinó el hecho de ser encrucijada de culturas. Situada entre las suaves ondulaciones últimas de Sierra Morena y la campiña dorada por un sol, que por ser de justicia, sentencia de fisonomías el trigo, el olivo, y la vid, Córdoba -que es equilibrio supremo- se asienta entre las orillas del histórico rió Guadalquivir, reflejando en él sus torres coronadas.


Córdoba fue ibérica, fenicia, griega, romana, visigótica y mora. Lejana, por su recato en darse, y sola, porque posee los inmortales silencios característicos de las cumbres.

Córdoba fue re4cinto amurallado, y aun atesora los nombres de sus puertas. De entre ellas, destaca la llamada “Puerta del Puente”, terminal renacentista de la vía que sustenta el viejo puente romano, erigido en lo primitivo por diez y seis arcos. En la margen izquierda del río, la fortaleza medieval de la Calahorra, aporta su hito histórico de carácter monumental.


Los aconteceres históricos de Córdoba se entroncan perfectamente con su emplazamiento físico, son base para una futura ciudad clave, cuya belleza sólo puede ser corregida para ser aumentada, pues no en balde es una de las pocas poblaciones del mundo que esté considerada foco de destino universal.

jueves, 4 de febrero de 2010

SAN JUAN DE LOS REYES.



SAN JUAN DE LOS REYES


A tiro de ballesta de la Puerta del Cambrón, en pleno barrio judío, en un pequeño rellano del terreno, magnífico mirador desde el cual se contemplan las colinas de los cigarrales y la planicie de la vega, coronado por su cimborrio octogonal y flanqueado de contra-fuertes se levanta el rectángulo pétreo de San Juan de los Reyes.


El punto de partida del edificio es la Batalla del Toro (1476) que decide la sucesión al trono de Castilla, entre los seguidores de la Beltraneja y los fieles a los jóvenes príncipes Isabel y Fernando.


La victoria reafirmada en el trono a la real pareja, y como hito del acontecimiento. Isabel decide construir el Monasterio como Templo votivo y Panteón Real.


El arquitecto, Hans Waas, españolizado Juan Guas, es el arquitecto-escultor que lleva adelante la empresa. Guas, nació en un pueblecito de la Bretaña, Saint-Pol de León, llegó a Toledo niño, como su padre, Pedro, que formaba parte del grupo de escultores que acompañaban a Hanequin de Bruselas. Se cría y educa en Toledo, se casa con Marina Alvarez, de Torrijos y madura su formación en el circulo de escultores flamencos que trabajan en la Puerta de los Leones. A pesar de su nacimiento, es un toledano por educación por temperamento y en su inspiración, castizamente toledana.


Sus formas sin flamígeras pero su raíz vocabulario artístico son toledanos, por ello, San Juan de los Reyes, será un gótico inspirado en el tuétano del mudejarismo local.


Iglesia. De una sola nave, con cuatro tramos de bóvedas muy complejas, y en los pilares de acceso al crucero, se levantan las tribunas reales. La concepción y tratamiento, no son para cincel de cantero sino para buril de joyero.


Rodeando la tribuna, se repiten las iniciales de los nombres reales, Fe e Y, terminando con un antepecho calado.


El presbiterio que debería albergar los túmulos reales, ostenta las más fastuosa decoración parietal nunca vista. Jamás con un elemento heráldico, rítmicamente repetido, se ha labrado tanta belleza y eficiencia decorativa.


El águila de San Juan, a cuya devo0ción está consagrado el templo, sostiene entre sus garras los escudos reales, flaqueados por el yugo y las flechas.


Habrá obras más puras en el gótico, no más ricas ni más deslumbradoras.


Retablo. El original, junto con la sillería y la biblioteca, se destruyeron en el saqueo de la guerra napoleónica. El actual es obra de Francisco de Comontes, y trasladado del Hospital de Santa Cruz, los escudos de Mendoza, delatan su procedencia.


Por encima del retablo, un hermoso lienzo, con la alegoría de la “Defensa del dogma de la Concepción” obra del malogrado Romero Carrión en 1967.


Claustro. Al morir Juan Guas en 1496, lo continuaron siguiendo su pauta sus colaboradores, hermanos Egas, terminándolo en 1504.


La armonía de las proporciones de sus amplios ventanales, partidos por un finísimo mainel, se complementa con la decoración calada, obteniendo delicadeza de encaje. Se enriquece este extraordinario claustro con una colección de estatuas a lo largo de las cuatro crujías.


El claustro alto. De ventanales mixtilineos, (curva-recta-curva) obra personal de Guas, va cubierto de un artesonado policromado, añadido posteriormente, donde se repite rítmicamente el Yugo y las flechas y los emblemas de los diversos reinos de España.


Al exterior. La actual portada se abrió mucho más tarde, según diseño de Covarrudias (1610) y desdice del conjunto.


En los muro de granito, cuelgan las cadenas o grilletes de los cautivos cristianos, liberados al ir conquistando lasa diversas ciudades y fortalezas del reino nazarí y que el 2-1-1492 culmina con la rendición de Granada.


martes, 2 de febrero de 2010

MEDINAT AL-ZAHRA




MEDINAT AL-ZAHRA


En esta ciudad palatina, de la que puede asegurarse que es joya y obra cumbre del Califato de Córdoba, pudieron desarrollarse las historias narradas en “Las mil y una noches”


Cuenta la historia que, continuando la costumbre arraigada en la dinastía de los Omeyas de erigir su morada personal en las afueras de las ciudades, Abd al-Rahman III, decidió la construcción de Medinat al-Zahra en noviembre del año 936 bajo la dirección de su hijo, el futuro califa al-Hakam II. Los trabajos se prorrogaron durante cuarenta años. De forma rectangular y amurallada, la planta de esta ciudad -de un kilómetro y medio de largo por la mitad de ancho-, es equivalente a unas 120 hectáreas.


El afamado Salón del trono -o de los Visires- lucía mármoles muy variados, jaspes transparentes y un techo con cúpula cubierto de oro y plata del que pendía una perla, regalo del emperador de Bizancio. El conjunto estaba iluminado por una alberca llena de mercurio que reflejaba los rayos del sol.


jueves, 21 de enero de 2010

martes, 12 de enero de 2010

MONTILLA



MONTILLA


La sombra del castillo de los Condes de Alcaudete y duques de Frias de Montemayor nos acompaña a la salida del pueblo en dirección a Montilla -unos doce kilómetros- que recorremos por la N-431 dejando a la derecha La Rambla después de pasar por La Salud. Tras tomar la A-309, la carretera se desvía.

La procedencia etimológica del nombre de la actual población de Montilla nos lleva a pensar en nombres como: montícula, montejo, mota , montoro, montijo y montiel y otras denominaciones de pueblos y ciudades de España con referencias a monte o montecillo en sus diversas versiones.
Pero en el caso concreto de Montilla la historia viene de lejos. Ya desde el Paleolítico Inferior, las industrias de los Cantos Trabajados testifican el paso de los hombres por el lugar sobre el que se asienta esta ciudad. El utillaje del conocido como Tesoro de Montilla, lítico musteriense y solutrense, queda reflejado en las puntas de flechas, readeras, buriles, lascas y muescas y tantos otros utensilios. También el período Neolítico dejó por este lugar sus huellas cargadas de interés y cultura. La irrupción de los metales en el Calcolítico aporta nuevas, elocuentes y preciadas muestras y es importante citar el desarrollo alcanzado en la Edad del Bronce. Los iberos dejaron, asimismo, sus huellas sobre todo en objetos de hierro y exvotos de bronce. Muchas piezas de cerámica y terra sigilata proclaman la presencia romana con varias villas en su término. La ascendencia andalusí queda igualmente patente y se refleja en los restos del antiguo castillo y en diferentes objetos como platos de cerámica califal del siglo X, cántaros con decoración digitada, candiles, monedas, una lauda funeraria y un capitel de avispero.
Existe constancia de que la mayor parte de las tierras de Montilla estaban incluidas en la demarcación de Poley, que se corresponde a la actualidad con la población de Aguilar, dependiente entonces de la cora de Cabra.
La primera vez que esta población es citada con su actual nombre es en el año 1371 cuando el rey Enrique II se la concedió en mayorazgo al alcalde mayor de Córdoba, don Lope Gutiérrez. De sus manos pasó enseguida a las de don Gonzalo Fernández de Córdoba como parte del territorio de los Marqueses de Priego. Este título fue una concesión de Fernando El Católico. Pronto, Montilla se convirtió en capital de un extenso señoría y adoptó la típica configuración de una villa-fortaleza ubicada en la frontera entre territorios.

El rey Alfonso X el Sabio concedió a titulo de señorío a Gonzalo Yáñez Dovinal en 1257 todo el territorio de Aguilar, incluida la actual población de Montilla.

EL VINO DE MONTILLA


Montilla, uno de los hitos más importantes de Ruta del Califato de El Legado Andalusí, justifica una y muchas visitas. Basta y sobra con descubrir, además de su historia, otros argumentes tan decisivos en cualquier programación turística como el vino y la Denominación de Origen con la que se identifica y hace celebre su nombre tanto dentro como fuera de España. Montilla sabe a vino del bueno por todos sus costados y esta condición se hace presente en multitud de viajes culturales y turísticos.
Otras razones que proclaman el interés de Montilla como oferta turística en este mismo contexto en su relación con personajes tales como el Gran Capitán, nacido en esta población, y Miguel de Cervantes que la mencionó en sus obras después de haberla visitado en repetidas ocasiones. También hay que nombrar a dos santos del calendario o año cristiano: San Juan de Avila y San Francisco Solano que nacieron o vivieron en esta ciudad lo que contribuyó a acrecentar el interés de muchos por visitar los lugares relacionados con ellos.
La visita a Montilla puede iniciarse por el lugar en el que se asentaba su castillo donde se alojaron los Reyes Católicos. Después de admirar lasa hermosas vistas de la campiña cordobesa, hay que celebrar su reconversión en sede del Museo Temático de los Vinos de Andalucía


En las bodegas de Montilla “toma cuerpo” y se revisten de su prestigiosa Denominación de Origen algo así como unas 70.000 botas de crianza.

jueves, 31 de diciembre de 2009

YO SOY EL CAMINO



YO SOY EL CAMINO



En solo tres puntos concretó Jesús el itinerario y la sustancia de su mensaje:


Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14, 6)


La revelación de su condición de Hijo de Dios, en misión anunciadora del Reino, en esa triple asignación ascendente a las realidades divinas, camino, verdad, y vida, nos aboca al compromiso de asumir un peregrinaje en que Jesús nos precede como guía señero, nos dirige con las indicaciones bienaventuradas de su palabra inequívoca y nos vitaliza con la singularidad de su amor transformante y salvador.


Él es el camino que, desde la referencia constante al mapa de Palestina, dirige nuestros pasos por la geografía de su corazón. Él es la verdad que expresa la voluntad del Padre y la proximidad del Reino, mediante la palabra, a todo lo largo y lo ancho de Galilea y de nuestro fervor. Él es la vida que, con su muerte y Resurrección, tras una larga travesía de esfuerzos, por tramos sucesivos que suben hasta Jerusalén y desde allí al Calvario, último punto moral del peregrinaje suyo y nuestro, nos restituirá a la comunidad del amor del Padre.


Peregrinar es tanto como rastrear las huellas seguras de quien se proclamó camino a sí mismo, porque en el aprendizaje sin pausa de ese seguimiento se va modelando la efigie del propio perfeccionamiento, hasta sentir cómo van surgiendo en nosotros, de etapa en etapa, los perfiles cristianos del auténtico peregrino. Y si, frente a la tentación fácil de trochas y atajos aventureros, la certeza de no errar se procura situándose uno en la proximidad del Adelantado que nos abrió camino, nunca se estará más cerca de Jesús que cuando se comparten las enseñanzas de su amor, o por la favorecida geografía donde trazá el Maestro los ásperos derroteros que confluyen en el camino de la fe hacia el Reino, que es como comulgar con El, sentados en torno a su propia mesa .


¡En marcha entonces! ¡Hay un lucero en el horizonte que guía nuestros pasos!