lunes, 2 de junio de 2014
viernes, 30 de mayo de 2014
LA DIFERENCIA ENTRE EL ISLAM Y EL CRISTIANISMO.
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Jesús muere por nosotros |
¿ALÁ o JESÚS?
Por Rick Mathes
El mes pasado asistí a una clase de entrenamiento requerida para mantener mi status de seguridad en el departamento de prisiones del estado.
Durante la reunión hubo una presentación por tres disertantes, Católico, Protestante y Musulmán, quienes explicaron sus creencias. Me interesaba sobre todo, lo que el Imán islámico diría.
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Jesús orando pide al Padre por nuestra salvación |
El Imán hizo una completa y gran presentación de las bases del Islam, incluido videos.. Después de las presentaciones, se concedió tiempo para preguntas y respuestas.
Cuando llegó mi turno pregunté al Imán: 'Por favor, y corríjame si me equivoco, pero entiendo que la mayoría de imanes y clérigos del Islam, han declarado la Jihad (guerra santa), contra los infieles del mundo. De modo que, matando a un infiel, que es una orden para todos los musulmanes, tenían asegurado un lugar en el cielo. Si así fuera el caso, ¿puede Vd. darme una definición de infiel?
Sin discutir mis palabras, contestó con seguridad: son los no creyentes.
Contesté: 'Permítame asegurarme que le entendí bien. A todos los seguidores de ALA, le ha sido ordenado matar a todo el que no es de su Fe para poder ir al cielo? ¿Es correcto?' La expresión de su cara cambió de una autoridad, a la de un chico con la mano en la lata de galletas.
Vergonzosamente, contestó: 'Así es'.
Agregué: Pues bien, señor, tengo un verdadero problema tratando de imaginar al papa Benedicto XVI ordenando a
todos los católicos a matar a todos los de su fe islámica, o al Dr. Stanley ordenando a los protestantes hacer lo mismo para ir al cielo.
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Ves alguna diferencia |
El Imán quedó mudo.
Continué: También tengo problema con ser su amigo, cuando Vd. y sus colegas dicen a sus pupilos que me maten ¿Preferiría Vd. a su ALÁ, que le ordena
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Jesús perdona, el Islan NO |
matarme para ir al cielo, o a mi Jesús que me ordena amarlo para que yo vaya al cielo y quiere que usted me acompañe?
Podías oír la caída de un alfiler cuando el Imán inclinó avergonzado su cabeza.
Con nuestro sistema de justicia liberal, y por presión del ACLU (Organización árabe americana) este diálogo no será publicado por ningún medio de comunicación.
miércoles, 28 de mayo de 2014
LEYENDAS Y CURIOSIDADES EN EL REINO DE CORDOBA
CÓRDOBA EN EL ALMA
Los Cordobeses en contra de la Inquisición

La Inquisición no tenía potestad sobre los no bautizados, por lo tanto, tampoco sobre los judíos. Aunque sus víctimas fueron los judíos y los árabes que, después de bautizados, volvieron, o creían que volvían, a la práctica de su antigua fe.
Los nombres que se le han dado han sido muchos, entre ellos, marranos, conversos...
Para una ciudad como Córdoba donde la multiculturalidad ya existía desde hacia siglos, fue un enorme filón para enjuiciar y enviar a la hoguera a miles de personas en nombre de un Dios.
En Córdoba, el Santo Oficio debe su leyenda negra a individuos como el siniestro Diego Rodríguez de Lucero, inquisidor de la diócesis de Córdoba en la primera década del siglo XVI. Lucero condenó a la hoguera a más de doscientas personas en poco más de cuatro años. Y presidió el más sanguinario de los autos de fe celebrados en España, que acabó, en pocas horas, con la vida de más de cien personas.
El descontento de la población cordobesa hizo que en diferentes ocasiones apelaran al Inquisidor General así como al rey Fernando por la destitución del inquisidor por su crueldad, fanatismo y violencia no consiguiendo su propósito en los cinco años próximos.
La intransigencia y crueldad del inquisidor Lucero en la utilización de torturas despiadadas, hacían que cualquier persona dijera lo que éste quería llevando a la hoguera a mucha gente que jamás habían hecho nada, solo por el comentario de algún vecino malicioso.
Y esto, acabó por suscitar la animadversión de los cordobeses, que, con la venia del marqués de Priego, se levantó en armas contra Lucero un 9 de noviembre asaltando la cárcel inquisitorial, que no era otra que el Alcázar de los Reyes cristianos, y soltando la increíble cifra de cuatrocientos presos, que se encontraban dentro. El inquisidor, ante la magnitud de los hechos, se vio obligado a escapar en una mula por la puerta del huerto del Alcázar
Los cordobeses, con todo, continuaron, largo tiempo, respirando por la herida, y, cerca de 1571, Pedro Gutiérrez, nieto de Pedro López Racimo, hebreo depurado por el Santo Oficio, hubo de comparecer ante los magistrados de la Inquisición de Córdoba, acusado de haber dicho que, en tiempos de Diego Rodríguez de Lucero, muchos paisanos habían muerto sin culpa.
Lo cierto, sin embargo, es que la Inquisición de Córdoba fue, a lo largo del siglo XVI y después de que el pueblo fuera contra el inquisidor, una institución de escaso relieve y que, de hecho, el número de condenados a la hoguera después del trágico mandato de Diego Rodríguez de Lucero no pasó, a todas luces, de las dos decenas.
El auto de fe, en efecto, se convirtió, poco a poco, en una especie de confesión pública, y la mayoría de los procesos inquisitoriales se saldaba, por lo visto, con la prescripción de un par de oraciones y alguna que otra misa. Y los magistrados del Santo de Oficio de Córdoba se volvieron comprensivos y benévolos y tenían en cuenta, según sus dictámenes multitud de circunstancias atenuantes
El empleo del tormento, contra lo que se suele pensar, fue ya inusual en el Santo Oficio de Córdoba. No era extraño, por lo demás, que los acusados fuesen puestos en libertad por defecto de probanza. Así ocurrió, a modo de ilustración, con Alonso de Castro, soldado de Lucena, pueblo de Córdoba, que, sospechoso de haber alabado a los luteranos, fue, empero, absuelto y liberado el día 24 de octubre de 1563.
Pedro Jurado, carpintero y vecino de Córdoba, compareció, allá por el año 1571, en auto de fe; había sostenido que la promiscuidad no era pecado, y que el hombre que no mantenía relaciones sexuales con varias mozas, literalmente y de acuerdo con la trascripción de Rafael Gracia Boix, «no era hombre, sino un mariconazo»; fue condenado, sin más, a reconocer lo errado de su opinión.
El fenómeno de las denuncias falsas estaba más extendido de lo que se suele creer. Existían y estaban castigadas, con penas muy rigurosas. Sirva de ejemplo el caso de Francisco Guerra que denunció a ciertos presuntos luteranos y recibió, a cambio, trescientos azotes, una multa exorbitante y once años de destierro; o de Juan Guillén, pastelero, que, con la colaboración necesaria de Gonzalo Rosado, servidor del calumniado, acusó a su suegro de seguir la secta de Lucero y hubo de sufrir, a modo de recompensa, cuatrocientos azotes y seis años en galeras; o de Juana Pérez, que testificó con malicia en contra de su propio marido y recibió, el día 19 de marzo de 1564, medio centenar de azotes en castigo de su culpa.
El pueblo llano ignoraba por completo las sutilezas de la doctrina cristiana y, de hecho, cabe atribuir gran parte de las amonestaciones de los magistrados del Santo Oficio de Córdoba a superstición.
Andrés Hernández, vecino de Baeza, hoy pueblo en la provincia de Jaén, depuso, a principios de la década de 1590, ante los magistrados del Santo Oficio; había dicho, en público, que la simple fornicación no era, en absoluto, pecaminosa, y que, en fin, «más valía ir a las mujeres que a las borricas»; el reo se comprometió a escuchar una misa y el caso quedó, de inmediato, cerrado.
Hubo, por lo demás, algún que otro penitenciado en Córdoba, a lo largo del Quinientos, por haber falsificado una prueba de limpieza de sangre. Fue el caso, sin ir más lejos, de Francisco y Pedro Gutiérrez, hermanos, nietos del hebreo Pedro López Racimo, ambos escribanos, vecino el primero de Baena y el segundo de Córdoba; uno y otro se acogieron a cierta amnistía y la causa, en consecuencia, quedó sobreseída cerca de 1571.
Fue, asimismo, el caso de Juan de Baena, vecino y juez de Córdoba, que ocultó su origen hebreo con miras a ingresar en la corporación pública; fue condenado, una vez descubierto, a pagar una sustanciosa sanción económica y hubo, en fin, de cumplir un año de destierro. Juan de Baena arrastró consigo a nueve amigos que, por hacerle un favor, habían testificado que el buen hombre era cristiano rancio, a sabiendas de que no era cierto.
Lo cierto, sin embargo, es que el número de hebreos penitenciados por el Santo Oficio de Córdoba después de la destitución de Diego Rodríguez de Lucero fue, a todas luces, escaso; la comparecencia pública de una decena de cristianos nuevos, vecinos de Baeza, el día 18 de abril de 1574, fue, sin lugar a dudas, extraordinaria; ninguno de los conversos, por cierto, acabó en las llamas de la Inquisición; los sucesores de Lucero, en efecto, poco amigos de recurrir a la hoguera, dictaron contra la mayoría de los comparecientes penas de cadena perpetua y confiscación de bienes.
El caso de Antonia de Buenrostro, viuda y natural de Córdoba, fue, a lo que parece, el primero de una muy larga lista. Compareció ante los inquisidores del Santo Oficio cerca de 1571, acusada de haber invocado demonios, y fue, de inmediato, absuelta por defecto de probanza.
Las hechiceras, en cualquier caso, fueron las protagonistas del auto de fe habido, el día 8 de diciembre de 1572, en la ciudad de Córdoba. Catalina Rodríguez, Leonor Rodríguez "La Camacha", Mari Sánchez "la Roma", y Mayor Díaz, todas ellas vecinas de la localidad de Montilla, comparecieron en compañía de Ana Ortiz, de Baeza, y Rodrigo de Narváez, de Jaén. Confesaron haber hecho pacto con el diablo; trazado círculos en el suelo con el objeto de invocar demonios; y celebrado de noche ceremonias rituales en el cementerio de la localidad.
Recibieron, en consecuencia, cien azotes en Córdoba, cien en Montilla, pagaron una multa de ciento cincuenta ducados, La pena, en cambio, Mayor Díaz no recibió ni un solo azote: su pena consistió, sin más, en la vergüenza pública
Que, en estos casos era que el reo era paseado por las calles encima de un asno, desnudo de cintura para arriba pero sin dogal y con coroza que llevaba las insignias correspondientes a su delito, mientras el pregonero declaraba sus delitos.
copiado de paseos por cordoba
martes, 27 de mayo de 2014
Campo de la Verdad
Fernando III fundó en este barrio el convento de San Agustín, que después en 1328 se trasladó a su emplazamiento definitivo en la Calle de Martín Quero.El Campo de la Verdad es un barrio de la ciudad de Córdoba, en el margen izquierdo del Guadalquivir. En época árabe existió aquí un populoso arrabal llamado "arrabal de Saqunda".

El barrio debe su nombre a una batalla que enfrentó a las tropas de Pedro I el Cruel, que tenían sitiada la ciudad, y las tropas cordobesas partidarias de Enrique II de Trastámara. Alonso de Montemayor, que capitaneaba las tropas cordobesas, fue acusado de traición. Su madre le preguntó si era cierto que iba al campo de batalla para entregar la ciudad, a lo que él respondió "en el campo se verá la verdad". Una vez en el puente, preguntó a sus tropas si alguien quería regresar a la ciudad, pues todo aquel que lo siguiera regresaría victorioso o muerto. Cumpliendo su palabra, una vez se pusieron en marcha, mandó volar el último arco del puente (el que conecta con la torre de la Calahorra.

Comentario
La verdad del Campo de la Verdad
En 1368 se libró en Córdoba una cruenta batalla en la guerra civil entre el bastardo Enrique II de Trastámara y Pedro I el Cruel apoyado, este último por el Rey de Granada. Al frente de las tropas cordobesas, y del lado de Enrique II, estaba el Adelantado Mayor de la Frontera Don Alonso Fernández de Montemayor. Por envidias, existía una desconfianza entre algunos cordobeses hacia Don Alonso. Esta desconfianza se trasmitió a su propia madre, Doña Aldonza López de Haro, que se acercó a él en la calle Torrijos, antes de la batalla, y le digo esta frase lapidaria: “Por la leche que mamaste de mis pechos, que no entregues la ciudad”, a lo que Don Alonso respondió: “Señora al campo vamos y allí se verá la verdad” . De esta frase surgió el topónimo Campo de la Verdad, escenario de la batalla. “Cuando llegó Don Alonso/ del largo puente al extremo,/ mirando a los cordobeses/ exclamó con voz de trueno:/ Que vuelva a la ciudad / todo aquel que tenga miedo,/ porque esta noche en el campo/ o morimos o vencemos./ Ni uno solo se volvió;/ y Don Alonso, al saberlo,/ hizo una señal, sonando/ estallar unos barrenos, a cuya fuerza quedó/ volado el arco primero” (Cronista José María Rey Díaz).

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- Autor: Alfonso García Rivero, Publicado en Faccebok página "sientete orgulloso de ser cordobés"
martes, 20 de mayo de 2014
jueves, 15 de mayo de 2014
PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA
HISTORIA
DE PALESTINA (continuación ).
PERIODO
DE LOS PATRIARCAS A LOS JUECES. (1850-1020 A.C)
Periodo
de loa Patriarcas. Comprende, desde la salida de Abrahán de
Ur de los Caldeos (1850 a. C.), hasta el Éxodo ( 1250 a. C.), la
historia de Abrahán, de Isaac, de Jacob y la bajada de este con sus
hijos a Egipto, a mediados de la Era de Bronce.
Periodo
del Éxodo. (1250 a, C. ). Abarca la sdalida de Moisés de
Egipto y la peregrinación por el desierto.
Periodo
de Asentamiento ( 1220-1200 a. C. ). A lo largo del siglo
XIII a. C. el pueblo se asienta en la Tierra Prometida, conquistando
parte de Canaán. Se corresponde con la decadencia de los imperios
Egipto, Babilónico, Mitani e Hitita y la llegada de los pueblos del
Mar. Aunque coincide ya con la Edad del Hierro, éste, no aparece de
manera manifiesta, y en todo caso no ampliamente extendido, en
Palestina, hasta el siglo X,
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Jueces de Israel |
Periodo
de los Jueces (1200 a. C, ). Durante casi 200 años los
israelitas fueron gobernados por personalidades investidas del favor
divino y dotados de habilidades políticas y militares con que se
ganaban la confianza del pueblo: Otoniel, Ehud, Samgar, Débora,
Gedeón, Jefté, Tolá, Yair, Ibsan, Elou, Abadón, Sanson.
LA
MONARQUÍA ( 1020-587 A. C.).
Saúl,
su primer rey (1020-1010 a. C.), logra arrojar a los filisteos de las
zonas montañosas y hacerles retroceder a la Filistea. Pero la unidad
del reino se lleva a cabo con David y Salomón.

A la muerte de
Salomón, 931, se divide el reino en dos monarquias. Diez tribus
norteñas, siguiendo a Jeroboán, forman el Reino
de Israel, con capital sucesivamente en Siquén, Tirsá y
Samaría, y el reinado de 20 monarcas. Cae el año 721, cuando
irrumpe en todo Oruente el imperio asirio con Sargón II, quien
deporta a su población a Nínive y la sustituye por colonos
extranjeros.
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Rey Salomon |
Las tribus de
Judá y Benjamín permanecen fieles a la dinastía davídica y forman
el Reino de Judá, gobernado
por 21 reyes, que perdura hasta el 587 a. C., fecha en que
Nabucodonosor, rey de Babilonia, destruye el Templo y deporta a sus
ciudadanos al destierro.

PERIODO
DE RESTAURACIÓN (538-333 A. C.).
A la
dominación babilónica sucede la del imperio persa, cuyo rey Ciro
permite, sin embargo, el año 538, que vuelvan unos 40.000
repatriados conducidos por Zorobabel. El 520 se inicia la
re-edificación del Templo y cinco años despues se celebra su
consagración.
La segunda
repatriación la encabeza Esdras,sacerdote. Artajerjes concede a
Nehemías, su copero, en 455, levanta los muros de Jerusalen. La
administración interna, sin embargo pasará a manos del Sumo
Sacerdote, en función hereditaria, institución que permanece bajo
el imperio persa y helénico.
lunes, 28 de abril de 2014
PLEGARIA A DIOS POR MAIMÓNIDES
MAIMÓNIDES
PLEGARIA
A DIOS, LEGADO DE MAIMÓNIDES.
Señor por en
mi corazón el amor a tu sabiduría, y a tus criaturas.
Aparte de mi
la codicia por los bienes materiales.
Pues estas
cualidades se oponen a la verdad y al amor al prójimo.
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Maimónides en su tierra natal. |
Fortalece mi
cuerpo y mi alma, para poder ayudar siempre
al
pobre y al rico,
al
bueno y al malo,.
Al
amigo y al enemigo,
para que vea
en el enfermo, solo al hombre.
Da a mis
enfermos el sentimiento de confianza en mi y en mi ciencia.
Que presten
atención a mis consejos y cumplan mis ordenes.
Aleja del
lecho de los que sufren, a todo medicastro, mano-santa y curandero, y
a todos los que creen en ellos.
Hazme fiel
ejecutor de las indicaciones de sabios médicos, hombres de ciencias
auténticos.
Pues el campo
de la sabiduría, es grande y amplio.
¡ Oh Señor !
Dame tu el
coraje y la fortaleza de espíritu necesarios para combatir, a los
necios embaucadores que pretendan engañarme, para que no me aparte
del camino de la verdad.
Mosheh ben
Maymon (Maimónides) nacido en Córdoba 1135 – 1204 ).
Filosofo,
medico y jurista JUDEO-ESPAÑOL.
(Transcrita
por Joaquin Revuelto Rueda, del texto emitido por R.N.E. 8-4-2009).
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