BARRIO DE LA MAGDALENA
LA NIÑA DEL MILAGRO
Uno de los prebendados de la Catedral, individuo de la aristocracia cordobesa, había logrado cautivar la atención de una hermosa joven perteneciente también a una noble y honrada familia: seducida por los halagos y ofrecimientos de aquel, y sin premeditar el paso que daba, abandono su casa y marchose a la del Prebendado, donde estuvo seis o siete años, durante los cuales dio a luz cuatro hijos. Su vida no era la mas apacible: pasaba el tiempo encerrada en su habitación, y ni era dueña de pasear la casa, porque su seductor la esclavizo hasta el punto de recoger la llave de su estancia; en este tiempo predicaba con frecuencia el Maestro Avila, y un día en que todos los de la casa, excepto ella, iban a oírle, llamó desde la ventana a uno de los criados, rogándole hiciera por facilitarle el ir a la iglesia, prometiéndole volver antes que su amo; negó se al pronto, mas a vista de un anillo que le dio, trajo un manto y puso una escalera por la cual bajo la joven, hasta sin zapatos, y se marcho a la Catedral, costándole gran trabajo colocarse frente al púlpito. Subió a el aquel santo, que en tan alto grado poseía el don de la palabra, y como si la Providencia le hiciese adivinar la vida del Prebendado y su cautiva, fue tanto y tan apropósito lo que dijo, que al terminar entró en la sacrista arrojándose a sus pies, una desgraciada e infeliz mujer, en quien nuestro lectores fácilmente reconocerán a la que viene siendo objeto de nuestra narración. Anegada en lágrimas de dolor y arrepentimiento, se puso bajo su amparo, jurándole apartarse para siempre de la vida pasada y terminarla bajo su dirección caritativa: cariñosas y dulces palabras acogieron sus declaraciones, saliendo el Maestro Avila acompañado de la joven hasta la casa de Dª Teresa Narvaez, donde con igual afecto fié recibido tan delicado deposito.
Marquesa de Priego |
Llegados a Montilla, la Marquesa de Priego, cuya virtudes eran tan conocidas, se hizo cargo de la joven, teniéndola mucho tiempo en su casa, desoyendo las suplicas del Prebendado, quien, como su pariente, le rogó se la entregase; desde allí paso a Granada, y por último,curada por completo, volvió a Córdoba, donde vivió honradamente con el producto de cuatro mil ducados que le dieron el Arzobispo de Granada, el Marqués y Marquesa de Priego, y un caballero condolido de su situación. Ya en Córdoba, recogió sus cuatro hijos, dos hembras, que entraron religiosas en un convento de esta ciudad, y los otros dos varones, uno murió muy joven y el otro caso, siendo modelo de hombres honrados. El Prebendado, aunque jamas pudo ver a su fugitiva, dio los dotes para el convento y un capital para el varón al casarse.
La casa donde principiamos nuestro relato, paso después a la pertenencia de los Condes de la Jarosa, titulo que en 1705 concedió Felipe V a Don Alonso Pérez de Saavedra y vino a recaer en la casa de Villaseca, cuyos marqueses arrendaron aquella, llegando a extremo de ser parador de diligencias, y por último la vendieron a censo a D. Francisco Solano Horcas, de quien la heredo el Sr. Fuentes.
En frente hay otra casa número 104, perteneciente a uno de los mayorazgos de los Sres. Cárdenas y Caicedos, también incorporados a la casa de Villaseca, por la que fue vendida a censo al Mariscal de Campo y despues Marques de Campo Alegre D. Fadrique Bernuy, natural de Ecija, quien a pesar de los antecedentes de su familia, a la muerte de Fernando VII, encontrandose de coronel del provincial de Bujalance, abrazo la causa de Doña Isabel II, haciendo la guerra de los siete años, en la que presto muy buenos y señalados servicios, en la acción de Mendigorria y otras muchas en que siempre supo distinguirse como valiente y caballero. Sobre la puerta de esta casa existe un escudo de armas, igual al de la de los Sres Fuentres, lo que indica han debido pertenecer a una misma familia. .
De Paseos por Cordoba de Ramirez de Arellano