LA
LEYENDA DEL DUENDE
(Leyenda
cordobesa de mediados de 1.800 )
De
entre las muchas leyendas sobre nuestra ciudad, hay una bastante
atractiva, de la que se ha escrito mucho. La fuente principal de ella
está en el libro Paseos por Córdoba de D. Teodomiro Ramírez de
Arellano. Concretamente la cita en el Paseo 4º, referido al Barrio
de San Andrés, titulado “La Leyenda del Duende”.
En
la calle Almonas, y formando rincón está la casa n.º 55, conocida
por la del Duende, cuya tradición contaremos. Hallamos una casa de
fechada antigua y fea, que es una de las muchas almonas o fabrica de
jabón que hubo en aquella calle y le dieron el nombre; hoy dicha
casa le dicen Almonas de Paso, porque atravesando el patio se sale
por otra puerta a una calleja llamada como ella y de allí a la calle
del Huerto de San Andrés. Es una de las varias casas que aún quedan
en Córdoba con aquella incómoda servidumbre.
Partiendo
del párrafo citado, buscamos en los planos que disponemos, cuando la
llamada Almona de Paso era solamente eso, una casa de paso y ambas
callejas Pintor Bermejo y Torre de San Andrés no tenían aún salida
a Gutiérrez de los Ríos – antigua calle Almonas, que es el nombre
por el que se conoce actualmente la calle por la mayoría de los
cordobeses -, tratamos de ubicar el lugar exacto de la Casa del
Duende.
Cita
la leyenda que el Duende se llamaba Martín -casi todos los duendes
se llamaban así, de ahí supongo el llamarles colectiva-mente
martinicos -, tenía el titulo de duende, otorgado por la Divina
Providencia por haber abofeteado a su padre, imaginamos que antes lo
pasaría a mejor vida, no creemos que pasará directamente a duende,
lo cierto es que no especifica la leyenda como sucedió el traslado.
Luego se enamoro de la señora “hermosa y rica” porque era duende
no tonto, -nunca en las leyendas, salvo en la de Blanca-nieves, con
la bruja, y así -son las señoras feas y pobres-, a la que
envidiaba su hermano, porque el padre de ambos la había tratado
mejor en la herencia, y claro, que de mejor manera pasara su parte
con la suya y quitar de en-medio a la hermana.
El
enamoradizo duende que no dejaba de dar la vara a la señora, a la
que le asqueaba por lo feo y bajito que era. Decidió la señora irse
de la casa a otra por la judería, cerca del colegio San Roque, ya
que estaba hasta el co… de él. El otro hermano le dijo varias
veces que no lo hiciera por lo que le pudiera ocurrir, que mientras
viviera allí no le pasaría nada, porque él estaría atento a los
manejos de su hermano, (el duende), como había hecho alguna otra
vez. Pero era superior el rechazo que le tenia al pequeño y feo
Martín, que al fin la señora se mudo y mira por donde Martín el
duende le buscó las vueltas y en la esquina de la Judería -donde
estaba la jeringuería de Juana, - la mato al amanecer de un día de
Nochebuena-. Que mala leche tenia que el día de Nochebuena, la mato
cuando iba a los maitines a la Catedral. Como iba embozado nadie supo
quien la mató y después se hizo cargo de su herencia.
¿
Y que ocurrió después?, pues que el asesino se fue a vivir a la
casa de la calle Almonas y una vez allí y pasados unos años, se
encargo Martín (el duende) de quitar de en medio al otro hermano,
esperó varios años, sin hacerlo, en cuanto pudo y todo se iba
apaciguando, es que los duendes no tienen prisa, por ser eternos
posible
mente. La casa estuvo un tiempo sin movimiento, lo que alertó a una vecina que estaba siempre pendiente de quien entraba o salia, -la clásica vecina de todas las comunidades.- cuando se abrió la casa, por la autoridad competente, por supuesto, lo primero que vieron fue al duende Martín que les dijo:
“
Podéis dar sepultura en sagrado a este cadáver, porque no ha sido
él quien ha puesto fin a su vida; lo ha hecho la Divina Providencia
en castigo de ser el asesino de su hermana, y ya que la justicia de
la tierra dejó impune su delito, la del cielo ha querido castigarlo
por mi conducto”.
El
duende estricto cumplidor de la normativa cristiana, que a los
suicidas obligaba a enterrar en lugar distinto, no sagrado, no así
por el contrario a los asesinos que cosa curiosa, eran enterrados
donde los demás. Era sólo una discriminación parece con los que
decidían quitarse la vida, porque claro se lo encontraron colgado de
una viga por una cuerda. Aunque no fue suicidio si no un crimen de la
Divina Providencia. Y una vez dicho esto, Martín desapareció
totalmente y para siempre, porque se supone que la acción buena lo
retiro de duende -la buena acción había sido un asesinato. - claro
la Divina Providencia, que era la que valora las acciones, le dio
entonces el finiquito, por ser la que lo había contratado.