viernes, 20 de octubre de 2017


CEMENTERIO NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD

Fachada de la Ermita Nuestra Señora de la Salud y entrada al Cementerio

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Tal día como hoy hace unos 215 años, José I Bonaparte firma en Madrid el decreto por el que se ordena la construcción del cementerio de Nuestra Señora de la Salud. Algunas fuentes hablan de que se había planeado su construcción unos años antes de 1809, concretamente para 1804, pero que la llegada a la ciudad de una epidemia de fiebre amarilla junto con la falta de medios económicos con los que contaba el consistorio lo habría retrasado todo.

Este cementerio tomara el nombre de la ermita que se construyó junto a el. Este cementerio se crea como muchos otros por toda la geografía española con la intención de erradicar la costumbre tan arraigada de enterrar a la gente dentro de las iglesias o en las cercanía de las misma.

Tardó alrededor de un año en ser construido. Aunque se acometieron diferentes reformas en su trazado a lo largo de las siguientes décadas hasta que en 1833 adoptó la forma que tiene en la actualidad tampoco ayudaría la inestabilidad política ligada al reinado de Fernando VII, en 1833 será el año en el que comience a dársele uso como cementerio. En 1846 se realiza otra de sus transformaciones más importantes, integrándose la capilla que le da nombre a todo el conjunto y dotándolo de la fachada neoclásica que posee en la actuali -     dad. Ya en tiempos más actuales, concretamente en el año 2009, se crea otra entrada para así poder facilitar su acceso además de un punto de encuentro.
Puerta lateral al cementerio.

  

Enterramiento de Manolete.












De entre las tumbas más conocidas de este cementerio podemos hablar de las dedicadas a cuatros de los de los cinco califas del toreo cordobés: Manolete, Guerrita, Lagartijo y Machaquito. En este cementerio de la Salud también contamos con las tumbas de algunos de los alcaldes mas famosos de la ciudad: José Cruz-Conde,  y Rafael García Lovera.   
Enterramiento y panteón de la marquesa Salazar.
ady Las últimas décadas del siglo XVIII van a marcar el final de los enterramientos en el interior de las ciudades (al amparo de las iglesias ) y el inicio de un nuevo concepto de la muerte. Siguiendo las doctrinas que se estaban poniendo de moda en la Europa ilustrada, el rey Carlos III promulga un Real Decreto en 1787 en el que establece que los cementerios deben situarse para prevenir epidemias, en lugares ventilados y fuera de las murallas. Este decreto fue muy bien acogido por parte de las corporaciones municipales de la época; sin embargo, los estamentos eclesiásticos vieron estas ordenanzas como un ataque a sus privilegios y se opusieron abiertamente a su implantación. Tal fue la presión establecida que estas medidas apenas se pusieron en práctica. Un nuevo intento tuvo lugar en 1804 de la mano de Manuel Godoy primer ministro de Carlos IV. En esta ocasión, fue la llegada de las tropas napoleónicas las que desbarató el proyecto . El 4 de marzo de 1809 José I Bonaparte firmó un nuevo decreto con similares instrucciones que estuvo en vigor hasta la expulsión de los franceses. La norma definitiva, la que prohíbe los enterramientos en las iglesias y espacios adyacentes y obliga a la erección de cementerios fuera de los cascos urbanos, fue firmada por la reina Isabel II en 1834           



En Córdoba, el cementerio más antiguo el de Nuestra Señora de la Salud fue proyectado en 1804 durante una epidemia de fiebre amarilla, Este no se llegó a levantar en ese momento, aunque si fueron construidos dos cementerios provisionales para tal fin; uno tras el convento del Carmen en San Cayetano, y un segundo tras la iglesia del Espíritu Santo, que se localizaba a las espaldas de la torre de la calahorra.

El Cementerio de la Salud comenzó su construcción al amparo de la normativa impuesta por los franceses en octubre de 1810 y fue inaugurado en junio de 1811. El lugar elegido fue junto a la ermita de la milagrosa Virgen de la Salud, donde ya existía un pequeño cementerio perteneciente a los monjes que se encargaban del templo. Desconocemos la extensión inicial del camposanto que se ceñiría a los terrenos aledaños a la ya citada ermita. Fue ampliado en los años 1833 y 1846, contando con unos 10.000 metros cuadrados en 1852.

El espacio interior del cementerio está separado del exterior por una alta pared, se vertebra el interior en torno a una calle principal, junto a la que se desarrollan otras de menores dimensiones, en cuyo centro se dispone una rotonda. Los enterramientos más importantes se disponen en torno a este eje viario.

Este lugar fue elegido por los más destacados miembros de la sociedad cordobesa del siglo XIX y la mitad del del siglo XX, políticos, nobles, clérigos  o toreros, eligieron el cementerio de la Salud como morada eterna. Así entre muchos otros, los Cruz Conde, los Cabrera,  los marqueses del Mérito, Manolete, reposan en este suelo sagrado.






lunes, 9 de octubre de 2017

MOLINOS EN EL GUADALQUIVIR A SU PASO POR CÓRDOBA

MOLINO DE LOPE GARCÍA

Continuamos nuestro recorrido por el Guadalquivir para seguir les hablando de los molinos harineros. Como recordarán, dejábamos cuatro en el tintero para completar las informaciones de los once que hay distribuidos por el cauce del río.En esta ocasión, vamos a tratar sobre los de Lope García y Carbonell y completaremos nuestra revisión historiográfica de estos míticos edificios en próximas entradas.

Situado a unos 5 kilómetros del centro de la ciudad, en la zona noroeste y en la margen derecha del río, se encuentra el de Lope García, el cual cuenta con una potente azua que cruza el Guadalquivir en diagonal conduciendo todo el caudal hacia el molino.El edificio es de planta rectangular y está integrado por dos cuerpos, el primero de ellos se encuentra ubicado cerca de la orilla, mientras que el segundo, está más adentrado en la corriente y entre ellos se abre un canal aliviadero por donde discurre la corriente. Ambos molinos cuentan con una sola sala cada uno y están comunicados entre si también desde la orilla por un paso adosado.

Las salas cuentan con gruesos muros de sillares de piedra.En la más próxima a la orilla había cinco piedras mientras que en la otra había cabida para cuatro y los techos originales pudieron ser abovedados. Las instalaciones hidráulicas existieron en época musulmana, pues dos de los personajes que participaron en la conquista cristiana de Córdoba en 1236, el propio Lope García que dio nombre al lugar y Domingo Muñoz de Adalid, recibieron de Fernando II sendas piedras de moler. Parece ser que Domingo Muñoz de Adalid perdió la propiedad de su parte sobre estas aceñas (Molino harinero situado junto al cause de un río) que donó a la iglesia  en 1259, mientras que Lope García mantuvo la propiedad durante más tiempo, pasando a finales del siglo XII también a manos de la iglesia. Durante el siglo XV y hasta finales del XVI, los molinos siguieron en funcionamiento como aceñas, sin embargo a principio del siglo XVII se produce modificaciones en las misma y desde su arrendamiento en 1620 aparece descrito en la documentación como molino de nueve piedras, las misma que llegaron hasta el siglo XX.

Debido a la desamortización, el molino dejó de pertenecer a la Catedral en 1855, pasando la propiedad veintidós años más tarde al arquitecto Amadeo Rodríguez Rodríguez, quien lo recuperó como molino harinero, reconstruyendo los dos cuerpos que hoy existen. Tras el fallecimiento de su viuda, fue vendido a Eduardo Alvarez de los Angeles, manteniéndolo en funcionamiento hasta 1918, en que se disuelve la propiedad y se vende a José Rioja Muñoz, quien lo mantuvo en funcionamiento hasta 1936 y parando su funcionamiento debido a la Guerra Civil. No es hasta 1942 cuando es adquirido por la Compañía Carbonell, pasando en 1964 a manos de Francisco Arroyo y su hijo,quienes lo vendieron a los actuales propietarios.

MOLINO CARBONELL
     


En la orilla derecha del Guadalquivir, al sureste de la ciudad y a la altura de la barriada el Santuario, encontramos la fábrica de harinas Santa Cándida, más conocida como Molino Carbonell.

Dedicado a la fabricación y venta de harinas, este molino se inserta en la tipología arquitectónica de fábrica de pisos y está conformado por dos cuerpos, el de fábrica dispuesto en cuatro alturas y contando con un sótano, el cual se cubre con un tejado a dos aguas de teja de cerámica, el otro cuerpo está adosado a modo de torreón y cuenta con cinco plantas, sótano y cubierta plana. Él edificio en su totalidad está construido en ladrillo, enfoscado y encalado en blanco. Los vanos (cuero sin agujeros fijo en un aro de madera, que se usa para zarandear grabo) al exterior son alargados y están formados por arcos de medio punto. a excepción de la fachada principal, en la que los vanos se presentan de forma rectangular.

El edificio cuenta además con dos rótulos,uno rectangular sobre los huecos de la primera planta en la que se puede leer con letras de gran tamaño CARBONELL Y CIA, y un segundo rótulo de trazado curvo situado en el hastial del edificio en el que se lee SANTA CÁNDIDA.

Se conserva también la azuda en dirección norte, extendiéndose a lo largo del río, aunque  parte de su trazado se observa hoy en día en tierra firme, al haber sufrido un desplazamiento a la derecha el curso del río, habiendo alejado al molino de la línea del agua.

Del siglo XVI, son los restos del molino original, sobre los que se construye el molino harinero en 1834 por Juan de Dios Gómez. Este molino conocido como de San José, estaba formado por siete piedras de moler accionado por el sistema de pozo o regolfo.(Vuelta o retroceso del agua o del viento contra su curso).

En 1866, Antonio Carbonell y Llacer funda una empresa familiar dedicada a la molienda del trigo bajo su primer apellido. En 1888, su hijo y fundador de la empresa Carlos Carbonell y Morand, compra el molino San José y establece la fábrica de harinas de Santa Cándida. Convirtió el antiguo molino en una fábrica de harinas movidas por turbinas hidráulicas.

Entre los años 1896 y 1897, se realizan una serie de reformas que configuran la imagen actual del edificio, llevándose a cabo el crecimiento en altura del mismo, instalándose además dos nuevas turbinas para mover la maquinaria, una dinamo para iluminación del conjunto y también se construyeron cuatro depósitos. En 1916 se adquirió nueva maquinaria y la fábrica continuó en funcionamiento hasta 1967.   





Blog de artencordoba
Por Susana el 24 de Septiembre 2014.