MEDINAT AL-ZAHRA
En esta ciudad palatina, de la que puede asegurarse que es joya y obra cumbre del Califato de Córdoba, pudieron desarrollarse las historias narradas en “Las mil y una noches”
Cuenta la historia que, continuando la costumbre arraigada en la dinastía de los Omeyas de erigir su morada personal en las afueras de las ciudades, Abd al-Rahman III, decidió la construcción de Medinat al-Zahra en noviembre del año 936 bajo la dirección de su hijo, el futuro califa al-Hakam II. Los trabajos se prorrogaron durante cuarenta años. De forma rectangular y amurallada, la planta de esta ciudad -de un kilómetro y medio de largo por la mitad de ancho-, es equivalente a unas 120 hectáreas.
El afamado Salón del trono -o de los Visires- lucía mármoles muy variados, jaspes transparentes y un techo con cúpula cubierto de oro y plata del que pendía una perla, regalo del emperador de Bizancio. El conjunto estaba iluminado por una alberca llena de mercurio que reflejaba los rayos del sol.
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