LA OPOSICIÓN DEL MUNDO
Y además, ¿quién podrá haceros si os dais con empeño a lo bueno?. Pero aun suponiendo que tuvierais que sufrís por ser honrados, dichosos vosotros. No les tengáis miedo ni os asustéis; en lugar de eso, en vuestro corazón reconoced al Mesías como a Señor, dispuestos siempre a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os pida una explicación, pero con buenos modos y respeto y teniendo la conciencia limpia. Así, ya que os difaman los que denigran vuestra buena conducta cristiana quedarán en mal lugar. Más valdría padecer porque uno hace el bien, si tal fuera el designio de Dios, que por hacer el mal.
Porque también el Mesías sufrió una vez por los pecados, el inocente por los culpables, para llevarnos a Dios; sufrió la muerte en su cuerpo, pero recibió vida en su espíritu. Fue entonces cuando proclamó la victoria incluso a los espíritus encarcelados que antiguamente fueron rebeldes, cuando en tiempo de Noé la paciencia de Dios aguardaba mientras se construía el arca; en ella unos pocos, ocho personas, se salvaron por en medio del agua, a la que corresponde el bautismo que ahora os salva: no el hecho de quitarse una suciedad corporal, sino el compromiso con Dios de una conciencia honrada, fundado en la resurrección de Jesús el Mesías, a quien sometieron ángeles, autoridades y poderes, llegó al cielo y está a la derecha de Dios.
Por tanto, dado que el Mesías sufrió en su carne mortal, armaos también vosotros del mismo principio: que uno que ha sufrido en su carne ha roto con el pecado, para vivir el resto de sus días guiado por la voluntad de Dios, no por deseos humanos. Bastante tiempo pasasteis ya viviendo en plan pagano, dados como estabais a libertinajes y vicios, crápulas, comilonas, borracheras y nefandas idolatrías. Ahora, cuando no acudís con ellos al consabido derroche de inmoralidad, se extrañan y os insultan; ya darán cuenta al que está preparado para juzgar a vivos y muertos.¿ Para qué, si no, se dio la buena noticia a los que han muerto ?. Para que después de haber recibido en su carne mortal la sentencia común a todos los hombres, viviesen por el Espíritu con la vida de Dios.
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