LA RELIGIÓN
Después del exilio de Babilonia tres son los elementos que configuran una época que llega hasta el tiempo de Jesús: el sacerdocio, que hizo del Templo el centro único del culto; la desaparición del profetismo oficial, que representaba la religión espontánea; y el triunfo de los escribas, que concentran la vida en la estricta observancia de la ley.
En época helenística, con los seléucidas, todas las fuerzas vivas, encabezadas por los Macabeos y seguidas por la clase sacerdotal, lucharán contra la corrupción de las costumbres judías. Durante el periodo romano contemporáneos de Jesús, con la dinastía de los Herodes, renace la resistencia latente contra los usurpadores de las costumbres culturales y de las creencias judías.
En la vida de Jesús, el pueblo se rige por el Gran Consejo o Sanedrín, compuesto por el Sumo Sacerdote y aristocracia sacerdotal; los ancianos o aristocracia laica y los escribas o doctores de la ley (Mt 26,57). El Consejo con sus 71 miembros representaba la autoridad espiritual frente al extranjero. Administraba principalmente asuntos religiosos. El Gran Sacerdote, siempre de la descendencia de Aarón, era el verdadero centro de la vida pública y el Santuario de la religión nacional.
El culto del Templo agrupaba a un personal numerosa. Los sacerdotes eran los oficiantes del culto y los levitas tenían que ocuparse en trabajos auxiliares. Unos y otros tenían como acto esencial el sacrificio público, matutino y vespertino, en favor del pueblo. Flavio Josefo estima en Palestina veinticuatro turnos que aseguraban el servicio semanal y anual.
La Torá (instrucción, ley), como recopilación de la legislación mosaica del Pentateuco, era la regla intangible, la norma absoluta de toda la vida religiosa,
Su aplicación era labor de los escribas, o doctores de la ley, que eran a la vez juristas, canonistas, moralistas, y casuistas, según directrices rigoristas o más laxas de las dos escuelas: la de Hillel y la Samai. Aquél consideraba las obligaciones impuestas por la Ley,acentuando el amor al prójimo y la conciliación, mientras que éste insistía en la observancia estricta de la Ley y su valor imperativo.
En el N. Testamento se nombra a los escribas con los fariseos como representantes de la tendencia legalista y exclusivista, sin ser una secta ni una escuela (Mc. 2,16; Lc 5,30).
La sinagoga constituía el centro de la vida religiosa y el punto de contacto entre los escribas y el pueblo; su función era, por tanto,complementaria del Templo. Parece que tiene su origen en tiempos de Esdras y Nehemíasw, cuando al intensificar el estudio de la Ley, hubo que fundar lugares de instrucción religiosa, ya que en ellas el culto giraba entorno a la lectura de la Ley y los Profetas. Plegarias y el canto de los salmos complementaban el rito. Raro era el pueblo en Palestina que no tuviese su sinagoga. Los sábados y vísperas de las grandes fiestas era el día obligado de reunión en ella.
Habitualmente presidia estas reuniones un doctor o rebino, aunque el espíritu democrático consentía la intervención de los asistentes. Jesús y sus apóstoles, por ejemplo, impartieron sus enseñanzas en ellas, e incluso san Pablo aprovechó la existencia de las sinagogas para su apostolado (Lc 4,16;Hch 13, 14-16).
Desde que la restauración religiosa hizo de la Ley el centro y el alimento de la vida judía, la sinagoga, con su escuela adjunta, sustituye en parte el culto del Templo. Los judíos eran el pueblo destinatario y heredero de la Ley, de modo que los que la desconocían estaban mal vistos, mientras se tenían en gran aprecio a los que la estudiaban y la practicaban. La ley, en su conjunto, sin el fárrago de adiciones e interpretaciones rabínicas, representaban para los judíos la Palabra de Dios, "el agua que apaga la sed, y el pan que da la vida, la cepa de frutos exquisitos; era la que guardaba los tesoros de la sabiduría y de la ciencia" (Lyonneet "La vida según el espíritu").
La compleja realidad de la vida religiosa dio origen en la práctica a cuatro tendencias: saduceos, fariseos, zelotas y esenios.
Proximamente.
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