jueves, 20 de noviembre de 2014

PERSONAJES POPULARES

PERSONAJES POPULARES DE LOS AÑOS 50 EN CORDOBA.


Concha " La Pichichi "

Sevillana de nacimiento fue muy conocida como personaje en los años 50 en Córdoba, “La Pichichi” regentaba una casa de “señoritas”, de las más importantes en la ciudad, ubicada en la calle Hermanos Sánchez Murga, hoy calle Caño.

No era una mujer guapa, aunque sí resultona, simpática, graciosa y con genio. Dotada de su especial código de honor o moral, presumía de no haber estado liada con ningún hombre casado por no “extraviar” ninguna casa . Su referencia señalaba, a posiblemente “líos” estables no circunstanciales.

En ella se daba el curioso contraste, de ser pia y devota de día, pues se le veía frecuentar la iglesia de la Virgen de los Dolores, y de noche ser una conocidísima “dueña”, con el negocio más caro, famoso y de más solera de la Córdoba de los 50.

La casa de la “Pichichi” fue una institución local, por donde pasaron “señoritas” fijas y otras de una forma esporádicas para dar servicio a lo más granado de la clase pudiente como : señoritos agrícolas o ganaderos, toreros, hombres de negocios e industriales, sorterones empedernidos y provincianos des plazados de sus respectivas localidades, todos ellos de muy diversas edades, sabiendo de antemano de la discreción y compostura de esta casa de lenocinio. (acción de alcahuetar).

Estos personajes como “La Pichichi” ya fueron historia, pues los burdeles de alto copete desaparecieron, quedando el negocio en citas concertadas como normales en hoteles de muchas estrellas.

ANECDOTARIO

Se cuenta la siguiente anécdota ocurrida a la Pichichi, que tiene todos los fintes de ser fragmento de sainete cómico:

Cierta mañana, doña Concha, se presentó en una entidad bancaria a realizar una operación, y como consideró que no se la trató adecuadamente pidió hablar con el director.

-LO SIENTO SEÑORA ESTÁ REUNIDO, LE DIJO EL EMPLEADO.

Con paso decidido y resolutivo sin esperar la preceptiva introducción abrió la puerta del despacho del director y entró con toda naturalidad. Aunque efectivamente estaba reunido con unos destacados clientes agrícolas, a ella no le importó, y se dirigió a él en alto tono familiar:

¡Leopoldo! ¡Leopoldo!

El director que celebraba aquella importante reunión con estos personajes muy conocidos de la ciudad sólo acertó a decir haciéndose el “longui”:
¡Señora, por favor! ¿Quien es usted?.

Doña Concha “La Pichichi” dudo un momento, ya que con seguridad esperaba encontrárselo solo....

La situación se tensó, porque los demás respetables señores temieron que se dirigiera a ellos, con la misma familiaridad que a don Leopoldo, por tener todos motivos para ello.

Hasta que una de ellos, matador de toros retirado, viejo y con fama de no tener pelos en la lengua, rompió el hielo con toda naturalidad:

  • ¿Qué te pasa Concha? ¿Qué quieres? ¡Y usté don “Leopoldo” no sea “hipócrita” y no pregunte que es, porque a Concha la conocemos en “toa “ Córdoba.!”



 Todos los presentes quedaron relajados y la Pichichi con gracejo dijo “Señores quedan servidos” y dándose media vuelta se marchó con la misma resolución en que entró al despacho.

jueves, 13 de noviembre de 2014


LA VELLA (la Vieja) CUARESMA”




La cuaresma es el periodo de tiempo litúrgico destinado por la iglesia a la preparación de la fiesta de la Pascua . Comienza el Miércoles de Ceniza y finaliza el Jueves Santo, antes de la misa de la última cena de Jesús con sus apóstoles.
Antiguamente, como algunos podéis recordar, las prohibiciones cuaresmales eran mucho mas fuertes que ahora, y los ayunos y abstinencias muchos mas corrientes.
Este periodo de tiempo, en Cataluña adopta la forma de una mujer vieja (vella en catalán) arrugada, con chepa y representada con siete pies que va rezando el rosario, esperando que vengan tiempos mejores. Va vestida con amplias faldas como una campesina mallorquina. Hecha de papel o cartón cargada de arenques y bacalao.
Era y es la encargada de que los niños coman pescado. Hay un dicho”Si comes carne la Vieja (la vella) vendrá y te llevara”.
Durante los días de Carnaval se mantiene una lucha, en la cual la Vella Cuaresma acaba ganando y se abandonan los banquetes, la fiesta loca y el desorden, dando paso al ayuno, al orden y la calma.
Según la tradición, las comidas abundantes, se cambian por un régimen de sopas con aceite, verduras y agua, solo los Domingos se podía comer pescado. Por eso la Vella (la Vieja) Cuaresma lleva siempre un trozo de Bacalao.
Cada domingo de Cuaresma se cortaba uno de los pies para significar que había pasado ya una semana desde Carnaval hasta Semana Santa. Era una manera divertida de ver como pasaba el tiempo y saber cuantos días faltaban para Semana Santa y la llegada de la Primavera.


A esta estampa popular, en muchos lugares de Cataluña se le llamaba “la bacalaera”.

viernes, 7 de noviembre de 2014

HISTORIA DE ESPAÑA






Escudo de España 1870-1873
AMADEO I REY DE ESPAÑA



Escrito enviado al congreso de España por el Rey Amadeo de Saboya, comunicando su renuncia a la corona, ya que le ERA imposible gobernar a los españoles por los continuos enfrentamientos entre los partidos políticos.

Su reinado solo duro 26 meses.

AL CONGRESO:

Grande fue la honra que merecí a la Nación española eligiéndome para ocupar su Trono; honra tanto más por mí apreciada, cuanto que se me ofrecía rodeada de las dificultades y peligros que lleva consigo la empresa de gobernar un país tan hondamente perturbado. Alentado, sin embargo, por la resolución propia de mi raza, que antes busca que esquiva el peligro; decidido a inspirarme únicamente en el bien del país, y a colocarme por cima de todos los partidos; resuelto a cumplir religiosamente el juramento por mí prometido a las Cortes Constituyentes, y pronto a hacer todo linaje de sacrificios que dar a este valeroso pueblo la paz que necesita, la libertad que merece y la grandeza a que su gloriosa historia y la virtud y constancia de sus hijos le dan derecho, creía que la corta experiencia de mi vida en el arte de mandar sería suplida por la lealtad de mi carácter y que hallaría poderosa ayuda para conjurar los peligros y vencer las dificultades que no se ocultan a mi vista en las simpatías de todos los españoles, amantes de su patria, deseosos ya de poner término a las sangrientas y estériles luchas que hace tanto desgarran sus entrañas. Conozco que me engañó mi buen deseo. Dos largos años ha que ciño la Corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo casa día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuera extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observancia . Nadie achacará a flaqueza de ánimo mi resolución. No habría peligro que me moviera a desceñirme de la Corona si creyera que la llevaba en mis sienes para bien de los españoles; ni causó mella en mi ánimo el que corrió la vida de mi augusta esposa, que en este solemne momento manifiesta, como yo, el vivo deseo de que en su día se indulte a los autores de aquel atentado. Pero tengo hoy la firmísima convicción de que serían estériles mis esfuerzos e irrealizables mis propósitos. Éstas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver a la Nación, y en su nombre a vosotros, la Corona que me ofreció el voto nacional, haciendo de ella renuncia por mí, por mis hijos y sucesores. Estad seguros de que al desprenderme de la Corona no me desprendo del amor a esta España tan noble como desgraciada, y de que no llevo otro pesar que el de no haberme sido posible procurarle todo el bien que mi leal corazón para ella apetecía. Amadeo.
Moneda de plata


Palacio de Madrid a 11 de febrero de 1873.