MARTIRES
CORDOBESES
INTERIOR DE LA ERMITA |
LA
ERMITA DE SAN ZOILO
IMAGEN DEL SANTO |
Esta
preciosa ermita se asienta sobre una antigua casa, venerada desde
antiguo como lugar donde San Zoilo recibió el martirio, y en la que
se encuentra el pozo donde la tradición asegura que fueron arrojados
sus riñones. No debe confundirse con la primitiva basílica de San
Zoilo, que ocupaba el lugar donde hoy se encuentra la parroquia de
San Andrés Apóstol.
Desde
el siglo XV tenemos noticias de la Cofradía de San Zoilo, que tenía
sede en la parroquia de San Andrés. Sus reglas datan de 1577, época
en la que ya se habla de la casa, aunque la construcción de la
ermita se retrasa a finales del siglo XVII o comienzos del siglo
XVIII. El altar en honor al mártir se erigió en 1718, poco después
de recibir la reliquia del santo desde Carrión de los Condes.
EL POZO DEL AGUA MILAGROSA |
En
la fachada aparece inscrito en piedra el año 1740, fecha de la
realización de la hermosa portada con el relieve del pozo y la
imagen pétrea de Zoilo.
Antes
de 1860 la ermita se desacralizo, volviendo a consagrarse de forma
efímera a finales de los años 20 del pasado siglo. Posteriormente,
en los años 80, su retablo barroco fue trasladado a la iglesia de
Cañada del Rabadán, aldea de Fuente Palmera.
De
sus bienes muebles se conservan dos tallas policromadas del siglo
XVIII que representan al titular de la ermita y a Santa Barbara. En
el año 1988 fueron cedidas temporalmente para su exposición en el
Museo Diocesano, con ocasión de la rehabilitación de la ermita en
el año 2015, han vuelto felizmente a su lugar de origen.
Esta
ermita siempre ha estado al servicio de la ciudad, siendo en el
pasado siglo el conocido hospital de San Zoilo.
La
recuperación del culto en esta ermita es una gran noticia para
Córdoba, no solo porque reaviva la devoción martirial, sino porque
rescata un espacio del que apenas quedaba memoria. En él, Zoilo, uno
de los primeros mártires de la ciudad, ocupa el lugar que le
corresponde.
Para
los cristianos, es un privilegio disponer de un recinto donde rezar
a uno de los muchos cordobeses que entregaron su vida para que la fe
cristiana llegase intacta hasta nosotros.
SAN
ZOILO Y EL POZO DE AGUAS MILAGROSAS
La
Colonia Patricia Corduba, fundada por el general Claudio Marcelo, era
una ciudad próspera, capital de la Bética, que en el año 303,
sufrió la persecución contra los cristianos decretada por
Diocleciano y ejecutada por Daciano.
Entre
ellos estaba Zoilo y otros 21 compañeros mártires, su nombre figura
en el Peristéphanon de Prudencio (colección de himnos a mártires),
en el Martyrologío jeronimiano y en el del monje Usuardo. Más
interesante aún es su presencia en la lápida martirial de la
parroquia de San Pedro. De su vida poseemos algunos datos, como la
pertenencia a una familia ilustre.
Su
fiesta litúrgica se celebra el 27 de Junio.
Consta
la dedicación de una basílica al santo, en torno a la cual había
un colegio, en el que se formó y fue sacerdote San Eulogio de
Córdoba.
La
comunidad cristiana redacta su historia en un clima de fe y devoción
martirial.
El
relato apunta que Zoilo, presionado para que renegase de Cristo y
adorase a dioses falsos respondió:
“La
verdadera nobleza está en ser verdadero cristiano, y sábete que
nunca acreditaré mejor mi ascendencia, de la que me glorío, que
siendo verdadero discípulo de Jesucristo, a quien confieso y de
quien
nunca me separaré, a pesar de tus amenazas”.
MARTIRIO DEL SANTO |
Su
martirio fue por decapitación, pero la tradición artística
prefiere representar el momento de su tortura con garfios de hierro,
siendo extirpados sus riñones a través de una abertura en la
espalda. La devoción popular mantuvo durante mucho tiempo la
creencia de que los riñones fueron arrojados al pozo de esta ermita
de San Zoilo, adquiriendo su agua capacidades curativas.
Este
mártir fue tan popular que, siglos después, ya bajo el dominio del
islam, la comunidad mozárabe organizo un grupo llamado “amigos de
San Zoilo”, que buscaban rescatar los orígenes martiriales de la
iglesia de Córdoba como fuente de su fe.
Una
de las campanas de la Catedral de Córdoba lleva su nombre,
exhibiendo su imagen en relieve.
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