viernes, 29 de enero de 2016

HISTORIA Y LEYENDA DE CÓRDOBA





HISTORIA Y LEYENDA DE CÓRDOBA
Oleo de José María el Tempranillo

EL TEMPRANILLO

José Pelagio Hinojosa Cobacho llamado “José María el Tempranillo” ( nace en la pedanía de Jauja ( Lucena) , Córdoba, 21-24 de Junio de 1805,  murio en Alameda, Málaga, 23 de Septiembre de 1833) fue un bandolero español rebelde y liberal que actuó en Sierra Morena.

BIOGRAFÍA

Asalto al coche de Francisco de Goya
Nació en una pedanía de Lucena llamada Jauja en la actual provincia de Córdoba. Era hijo de Juan y María, los cuales eran jornaleros, al igual que sus abuelos. José no tuvo estudios y desde muy niño tuvo que trabajar como jornalero junto a sus padres y al servicio de un señorito de la zona.

Con tan solo 15 años empieza su vida como bandolero. La causa de tal modo de vida se encuentra en el día 29 de septiembre de 1820 en la romería de San Miguel en donde mató a un hombre. Hay tres hipótesis sobre el crimen que cometió; la primera es la de que José venga la muerte de su padre; la segunda vengando la violación de su madre ya viuda; y la tercera es de la de José enamorado de Clara, una niña de Jauja. Al final de la romería hay un baile en donde un hombre adulto importuna a Clara, José se enfrenta al hombre y se bate en duelo de navajas, saliendo José victorioso al triunfar su navaja y asesina a su contrincante. El hecho se sabe y debe huir, ya que la pena impuesta para este delito es la muerte en la horca. Cogió el primer caballo que vio y se lanzó a los montes de Sierra Morena para sobrevivir.

En sus primeros años como bandolero se dedico al contrabando y se incorporó a la banda de los Siete niños de Écija, los cuales se ganaban la vida robando a todos aquellos que se encontraban por la sierra. Aquí fue donde le apodaron “el Tempranillo”, tal vez por lo pronto que tuvo que huir de la justicia. En esta banda se encontraban José Ulloa, “el Tragabu_ ches”, el cual era bandolero a causa de matar a su mujer y al amante de esta. A pesar de estar durante unos dos años con esta banda, donde aprendió bastante, José, con 18 años, creo la suya propia. Se especializó en asaltos a carruajes y diligencias, sobre todo de la Hacienda del Reino. El rey Fernando VII no sabia como parar estas grandes de bandoleros que se estaban produciendo en el sur de España y mando grandes batallones especializados de soldados, llamados migueletes.

Bandolero andaluz
En 1825 con 20 años ya le seguían 14 hombres , todos mayores que él. Cualquiera que pasara por Sierra Morena tenía que vérselas con él y su banda . Sin embargo, se le conocía como “el bandolero bueno”, ya que era capaz de repartir mas dinero a sus compañeros que a él mismo y si un pueblo estaba en situación precaria, él daba grandes dineros a cambio de refugio. En otras ocasiones ayudaba a gente pobre, como a un arriero que llevaba a un burro moribundo, ya que era lo único que poseía para trabajar y mantener a su familia. “el Tempranillo” le propuso que comprara la mula del herrero de la zona por 1.500 reales que él mismo le daba. Él arriero compró la mula y unos bandoleros fueron al día siguiente a pedir al herrero los 1.5oo reales, a lo que este tuvo que acceder al decir los bandoleros que venían de parte del “Tempranillo”. Siempre lucho contra los caciques y los latifundistas
Muchos de los huidos de la justicia se unían a él y llego a contar con 50 hombres, entre ellos, “el Lero”, “el Venitas”, “el de la Torre” o “el Veneno”. Muchos de ellos eran héroes de la Guerra de la independencia.

Su golpe mas famoso y espectacular fue en Écija, cuando asalto y robo una gran diligencia que llevaba gran cantidad de dinero de la Hacienda. Tenía una especie de servicio de espionaje a lo largo de los pueblos donde la gente le informaba sobre los movimientos de los hombres del Rey. Asimismo, contaba con las informaciones del correveidile del gobernador de Sevilla, un individuo que atendía al nombre de Pedro Ignacio Angulo Martín, natural de Salamanca, extremadamente inteligente y taimado. Controlo todos los pasos de Sierra Morena y cobraba peaje a todo carruaje que quisiera adentrarse por aquellos parajes. Sus acciones llegaron a recorrer no solo España sino también Europa lo que llevo a escritores como Prosper Mérimée, el cual dijo: En España manda el Rey, pero en Sierra Morena manda “El Tempranillo”, a escribir sobre él. También lo conocieron pintores como J.F. Lewis que fue el que mejor lo retrató, como un hombre de poca estatura, fuerte, y con penetrantes ojos grises. Bestia con una chaqueta fina y camisa de algodón, y entre su faja siempre llevaba dos pistolones y dos navajas.

Aparte de sus asaltos y delitos, se demostró que no era perverso ni asesino
despiadado, como otros bandoleros conocidos. Por ejemplo, trataba muy bien a lasa damas a las que robaba. Cuando asaltaba a un carruaje era el primero en ayudarlas a bajar ofreciendo su brazo, luego se las llevaba a la sombra y les iba quitando las joyas mientras decía : Una mano tan bella no necesita estas alhajas, y las damas suspiraban por él. Se caso con María Jerónima Francés, una joven y bella gaditana, ella quedo embarazada y el 6 de enero de 1832 estaba a punto de parir en un cortijo de Grazalema, cuando los migueletes rodearon el cortijo y atacaron a la casa donde estaban el bandolero y su mujer. “El Tempranillo” respondió al ataque y los soldados del Rey no se atrevían a asaltar la casa por miedo a que hubieran mas bandoleros. En medio de tantos disparos y pánico, María, muy nerviosa, murió en el parto y el niño recién nacido a duras penas sobrevivió. Viendo esta situación, “El Tempranillo” actuó con rapidez, atándose el cuerpo de su amada muerta a la espalda, a su hijo en la faja y salió al galope del cortijo montado en su caballo en medio de los disparos de los migueletes sin resultar ni siquiera herido. Al día siguiente entrego el cadáver de María a la familia de ésta y el 10 de Enero fue bautizar a su hijo en la iglesia de Grazalema. Cuando llegó aquí la gente estaba asustada `por una posible represalia del bandolero, pero “El Tempranillo” no hizo nada y nadie llamo a las autoridades, respetando así su dolor.

Trabucos.
En agosto de 1832, Fernando VII dio el indulto a todos aquellos que quisieran servir a la ley y ser libres, liquidando a todos los bandoleros que no se unieran a la propuesta. “el Tempranillo” habló con sus hombres diciéndoles que si le siguen serán libres y no serán arrestados, pero que si no le seguían los buscaría y los llevaría al cadalso. “El Lero”, “el Venitas” y “el de la Torre” se le unieron, pero “el Veneno” dijo que lo buscaran, que nunca dejaría de ser lo que era. Así empezó una lucha entre bandoleros bien urdida por el Rey. En diciembre de ese año cayó “el Veneno”, siendo ajusticiado.

FALLECIMIENTO

Tumba del Tempranillo en Alameda.
En plena lucha entre bandoleros, el día 23 de septiembre , “el Tempranillo”, cerca de una hacienda que tenia en Alameda (Málaga), se topo con una emboscada de un antiguo compañero, “el Barberillo”, quien le disparó hiriéndole mortalmente poniendo fin a su vida con 28 años.






Copia de Wikipedia,
la enciclopedia libre.

domingo, 10 de enero de 2016


MARTIRES CORDOBESES

SAN ZOILO

LA PEREGRINACIÓN DE SUS RELIQUIAS.

Narran las actas martiriales que los cuerpos de Zoilo y sus compañeros fueron sepultados mazclados con los peregrinos, para que no pudiesen ser venerados; a excepción de Félix, que fué enterrado donde luego se edificaria una basilica con su nombre. Allí trasladó el Obispo Agapio los restos de San Zoilo, cuando los encontró en el año 613. a partir de entonces, la iglesia de San Felix se amplió y paso a llamarse de San Zoilo (posiblemente la actual San Andrés).
Interior de la Catedral

HISTORIA




Constituido el imperio romano como una tetrarquía, Hispania quedó dentro de la región gobernada por el cécar Constancio I, quien atenuó en las zonas de su mando las persecuciones a los cristianos, que tuvieron como instigador en el resto del imperio al césar Galerio. Dada esta circunstancia, es de suponer que el martirio colectivo de Zoilo y sus compañeros no sucediese antes del año 303, en el que aparecieron los tres primeros edictos, y que tuviera lugar en el 304, en el que un nuevo edicto imperial condenaba a los cristianos indiscriminadamente.

La noticia más antigua que tenemos de Zoilo es de la segunda mitad del siglo IV y nos la da el español Prudencio en el Himno IV del Peristephanon, en el que hace una relación de cerca de 30 mártires poco anteriores a él y en su mayor parte españoles; aparte de los nombres, poca materia historica podemos extraer de este elenco (casi una letania), en el que se dice “Corduba Acisclum dabit, et Zoellum”, pues es indistinta la nomenclatura Zoelo, Zoilo o Zoyl. En el Martyrologio joronimiano se incluye a Zoilo y compañeros mártires en el 27 de Junio, lo que coincide con la mayoría de los martirologios historicos, excepto algunos de los mas antiguos que se citan a Crescente en primer lugar, pero ello se debe, según cree Hensquerino, a que fue anterior la invención del cuerpo de este. Wadelberto usó la voz antistes para significar que Zoilo fue el primeroentre sus compañeros (no para conferirle la dignidad de obispo de la que no hay vestigio alguno), lo que, unidoa la cita exclusiva de Prudencio, a que solo existe acta martirial de Zoilo y a la ratificación operada por el culto en España, autoriza a considerar a Zoilo como el principal de los martirizados con él.

ENCUENTRO DE SUS RESTOS

En el año 613, reinando Sisebuto, el obispo de Córdoba Agapito II tuvo la revelación del nombre del martir y del sitio donde yacía su cuerpo. Acompañado de clérigos y fieles descubre los restos que hace trasladar a la iglesia de San Justo, la cual, para dignificar la memoria del mártir, es ampliada, conmutando desde entonces su título por el de San Zoilo. De esta iglesia de San Zoilo fue clérigo, ya en el siglo IX, San Eulogio, quien sitúa el templo en el centro de la ciudad.

ACTA DEL MARTIRIO

El monje Usuardo, que estuvo en Córdoba el 858, incluye a Zoilo en su Martirologio. Haciendo expresa memoria de la aparición a Agapito II, y de este dato Hensquenio deduce que el Acta del martirio fue también revelada al obispo Agapito o Agapio. Posteriormente el Cerratense recoge este relato en el siglo XIII y el P. Flórez lo incluye en España Sagtada, pero impugna la teoría de que el acta de Zoilo sea tardia.

De la mencionada Acta, al menos literariamente posterior, resulta la legendaria caracterización de Zoilo y su martirio siguiente: Zoilo era un joven de familia ilustre que manifestaba públicamente su celo cristiano. Denunciado ante el juez, éste le consideró como el mas cualificado entre otros detenidos, por lo que trató de hacerle apostatar para que su ejemplo arrastrase a los demás. Entre juez y juzgado se establece un diálogo (que a nuestros días llega plagado de piadosas ingenuidades) en el que Zoilo rehúsa sobornos, afirma su fe y pretende evangelizar a su juzgador. El juez le manda azotar sin que la tortura surta efectos y entonces a un verdugo se le ocurre sacarle a Zoilo los riñones por la espalda, sin que tampoco éste muera por el nuevo suplicio. Desesperado el juez, desenvaina su propia espada y le corta la cabeza. Seguidamente manda degollar a los restantes arrestados y ordena que todos sean sepultados entre los paganos para que los demás cristianos no encontrarse sus cuerpos. Sobre el número y la identidad de estos otros mártires se han suscitado dudas, pues compulsados los martirologios historicos resultan ser 20 o 21, y entre los nombres citados existen coincidencias con los atribuidos a los hijos de Santa Sinforosa. El P. Flórez recoge 20 nombres, que son: Crescente, Julián Nemesio, Fratria, Prinitivo, Justino, Statheo, Novaciano, Clemente, Marcelino, Zedino, Féliz, Venusto, Marcelo, Itálica, Lello, Capitón. Timarco, o Tusco y Dilvano.

Cuadro pintado por Lourdes Urbaneja en 2012,representa la llegada de las reliquia  a Carrion
TRASLADO DE SUS RESTOS

En el siglo XI, el conde de Carrión, Gómez Díaz, trasladó los restos del mártir desde Córdoba hasta el monasterio benedictino de San Juan Bautista en Carrión de los Condes, que ya se llamó de San Zoilo. El Cerratense enumera los prodigios de la traslación y los milagros conocidos de Zoilo, lo que ha sido transcrito por Flórez. El Breviario Mozárabe conserva un himno gótico que, glorificando a Zoilo, dice:

“Martyrum nullí remanente vita,
Contigit terris habitare nostris;
Solus tu morti propriae superstes
Vivis in Orbe”.


PATRONO
En la actualidad, San Zoilo es el patrón de la ciudad de Carrión de los Condes (Palancia), aunque las fiestas patronales en su honor no se celebran el 27 de junio sino en agosto, siendo el día grande de sus fiestas (el dia de San Zoilo) el penúltimo lunes del mes de Agosto. El acto más importante de ese día es la procesión del santo, que es portado por los quintos de la localidad. También es el patron de la localidad Morañega de Flores de Avila , y cuya festividad se celebra el 27 de junio cada año.


En el año 711, la invación musulmana cambió el curso de la historia y muchos cristianos se vieron obligados a huir, entre ellos un grupo de monjes (algunos de ellos del Monasterio de San Zoilo) que poblaron el Monasterio de San Juan Bautista en el recien reconquistado Carrion de los Condes. Con ello llegaba a estas tierras la devoción a los mártires cordobeses.

En el año 1070, cuando el infante Fernán Gomez (el mismo del Cantar del mio Cid) quiso cobrar un servicio al rey moro de Córdoba, le pidió el cuerpo de Zoilo, que fue trasladado al Monasterio de Carrion de los Condes. Desde entonces adoptó el nombre del mártir, que se convirtió en patron de la ciudad, atribuyéndosele numerosos milagros.allí continúan sus restos. En una urna situada tras el retablo. En su honor se celebran las fiestas Patronales.

Hay noticias de diversos lugares en los que hubo reliquias de San Zoilo, pero sobre todo Córdoba, donde quedaron algunas que no fueron trasladadas a Carrión. Sin embargo, los expolios de la época musulmana, obligaron a esconderlas, hasta que el tiempo borró de la memoria el lugar donde se ocultaban.

Fue en el año 1575 cuando, con ocasión de unas obras en la iglesia de San Pedro, se hallaron las reliquias de los mártires cordobeses, entre ellas algunas de Zoilo, aunque sin identificar.

Hoy se custorian en una bellisima urna de plata en la Capilla de los Santos Mártires. Este hallazgo reavivó la dovoción martirial y la Cofradia de San Zoilo solicitó a Carrión de los Condes una reliquia autentificada, que se trajo en el año 1714.

TESTIGOS DE CRISTO
LOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA

El término griego “martir” significa “testigo”.
El mártir no es un héroe sobrehumano, ni una pieza de museo.
Su misión es contagiar el amor por la verdad y la libertad,pregonando la esperanza. Ellos hacen creible el anuncio del Evangelio y recuerdan al ser humano su capacidad de amar.

Los mártires nos envitan a contemplar nuestra propia vida desde una nueva luz. Por eso, los artistas los representan sosteniendo una palma, signo de la victoria sobre la muerte.

Córdoba es tierra de mártires, y esa gracia ha dejado huella en nuestras devociones, en la liturgia, en el arte ….. Su historia está tallada en los relieves de la sillería del coro de la Santa Iglesia Catedral, y pintada en los muros de la Parroqui del Sagrario. Sus rostros nos miran en las esculturas y pinturas que pueblan nuestras iglesias.

La ciudad ha conocido tres grandes periodos de persecución: romano, mozárabe y moderno.
En la Córdoba romana, los cristianos morian porque no se sometieron a las presiones para adorar a otros dioses . En esta etapa brillan Fausto, Genaro y Marcial, los tres primeros mártires cordobeses, San Acisclo y Santa Victoria, patronos de la ciudad, y el grupo de Zoilo y los 21 mártires, entre muchos otros.

Los mártires mozárabes fueron ejecutados porque, frente a la imposición de reducir su fe al ámbito privado, descubrieron la alegría del anuncio del Evangelio. San Eulogio fue quien sostuvo hasta la muerte a este grupo de amigos unidos a Cristo. Él escribió el Memorial de los santos narrando los martirios. Poco después entregaría él también su vida. Años más tarde sará martirizado San Pelagio, cuyo nombre lleva el Seminario Mayor de Córdoba.

Los mártires modernos, sencillamente, se resistieron a someter sus conciencias. Eran personas corrientes, pero sostenidos por Cristo y su Iglesia, cuyo agradecimiento por la fe recibida los condujo a una felicidad hasta la muerte.

En una sociedad secularizada como la de hoy, en la que se niega la existencia de la verdad y se adultera la libertad, el tesiminio de los mártires constituye un regalo a la humanidad.