domingo, 10 de enero de 2016


MARTIRES CORDOBESES

SAN ZOILO

LA PEREGRINACIÓN DE SUS RELIQUIAS.

Narran las actas martiriales que los cuerpos de Zoilo y sus compañeros fueron sepultados mazclados con los peregrinos, para que no pudiesen ser venerados; a excepción de Félix, que fué enterrado donde luego se edificaria una basilica con su nombre. Allí trasladó el Obispo Agapio los restos de San Zoilo, cuando los encontró en el año 613. a partir de entonces, la iglesia de San Felix se amplió y paso a llamarse de San Zoilo (posiblemente la actual San Andrés).
Interior de la Catedral

HISTORIA




Constituido el imperio romano como una tetrarquía, Hispania quedó dentro de la región gobernada por el cécar Constancio I, quien atenuó en las zonas de su mando las persecuciones a los cristianos, que tuvieron como instigador en el resto del imperio al césar Galerio. Dada esta circunstancia, es de suponer que el martirio colectivo de Zoilo y sus compañeros no sucediese antes del año 303, en el que aparecieron los tres primeros edictos, y que tuviera lugar en el 304, en el que un nuevo edicto imperial condenaba a los cristianos indiscriminadamente.

La noticia más antigua que tenemos de Zoilo es de la segunda mitad del siglo IV y nos la da el español Prudencio en el Himno IV del Peristephanon, en el que hace una relación de cerca de 30 mártires poco anteriores a él y en su mayor parte españoles; aparte de los nombres, poca materia historica podemos extraer de este elenco (casi una letania), en el que se dice “Corduba Acisclum dabit, et Zoellum”, pues es indistinta la nomenclatura Zoelo, Zoilo o Zoyl. En el Martyrologio joronimiano se incluye a Zoilo y compañeros mártires en el 27 de Junio, lo que coincide con la mayoría de los martirologios historicos, excepto algunos de los mas antiguos que se citan a Crescente en primer lugar, pero ello se debe, según cree Hensquerino, a que fue anterior la invención del cuerpo de este. Wadelberto usó la voz antistes para significar que Zoilo fue el primeroentre sus compañeros (no para conferirle la dignidad de obispo de la que no hay vestigio alguno), lo que, unidoa la cita exclusiva de Prudencio, a que solo existe acta martirial de Zoilo y a la ratificación operada por el culto en España, autoriza a considerar a Zoilo como el principal de los martirizados con él.

ENCUENTRO DE SUS RESTOS

En el año 613, reinando Sisebuto, el obispo de Córdoba Agapito II tuvo la revelación del nombre del martir y del sitio donde yacía su cuerpo. Acompañado de clérigos y fieles descubre los restos que hace trasladar a la iglesia de San Justo, la cual, para dignificar la memoria del mártir, es ampliada, conmutando desde entonces su título por el de San Zoilo. De esta iglesia de San Zoilo fue clérigo, ya en el siglo IX, San Eulogio, quien sitúa el templo en el centro de la ciudad.

ACTA DEL MARTIRIO

El monje Usuardo, que estuvo en Córdoba el 858, incluye a Zoilo en su Martirologio. Haciendo expresa memoria de la aparición a Agapito II, y de este dato Hensquenio deduce que el Acta del martirio fue también revelada al obispo Agapito o Agapio. Posteriormente el Cerratense recoge este relato en el siglo XIII y el P. Flórez lo incluye en España Sagtada, pero impugna la teoría de que el acta de Zoilo sea tardia.

De la mencionada Acta, al menos literariamente posterior, resulta la legendaria caracterización de Zoilo y su martirio siguiente: Zoilo era un joven de familia ilustre que manifestaba públicamente su celo cristiano. Denunciado ante el juez, éste le consideró como el mas cualificado entre otros detenidos, por lo que trató de hacerle apostatar para que su ejemplo arrastrase a los demás. Entre juez y juzgado se establece un diálogo (que a nuestros días llega plagado de piadosas ingenuidades) en el que Zoilo rehúsa sobornos, afirma su fe y pretende evangelizar a su juzgador. El juez le manda azotar sin que la tortura surta efectos y entonces a un verdugo se le ocurre sacarle a Zoilo los riñones por la espalda, sin que tampoco éste muera por el nuevo suplicio. Desesperado el juez, desenvaina su propia espada y le corta la cabeza. Seguidamente manda degollar a los restantes arrestados y ordena que todos sean sepultados entre los paganos para que los demás cristianos no encontrarse sus cuerpos. Sobre el número y la identidad de estos otros mártires se han suscitado dudas, pues compulsados los martirologios historicos resultan ser 20 o 21, y entre los nombres citados existen coincidencias con los atribuidos a los hijos de Santa Sinforosa. El P. Flórez recoge 20 nombres, que son: Crescente, Julián Nemesio, Fratria, Prinitivo, Justino, Statheo, Novaciano, Clemente, Marcelino, Zedino, Féliz, Venusto, Marcelo, Itálica, Lello, Capitón. Timarco, o Tusco y Dilvano.

Cuadro pintado por Lourdes Urbaneja en 2012,representa la llegada de las reliquia  a Carrion
TRASLADO DE SUS RESTOS

En el siglo XI, el conde de Carrión, Gómez Díaz, trasladó los restos del mártir desde Córdoba hasta el monasterio benedictino de San Juan Bautista en Carrión de los Condes, que ya se llamó de San Zoilo. El Cerratense enumera los prodigios de la traslación y los milagros conocidos de Zoilo, lo que ha sido transcrito por Flórez. El Breviario Mozárabe conserva un himno gótico que, glorificando a Zoilo, dice:

“Martyrum nullí remanente vita,
Contigit terris habitare nostris;
Solus tu morti propriae superstes
Vivis in Orbe”.


PATRONO
En la actualidad, San Zoilo es el patrón de la ciudad de Carrión de los Condes (Palancia), aunque las fiestas patronales en su honor no se celebran el 27 de junio sino en agosto, siendo el día grande de sus fiestas (el dia de San Zoilo) el penúltimo lunes del mes de Agosto. El acto más importante de ese día es la procesión del santo, que es portado por los quintos de la localidad. También es el patron de la localidad Morañega de Flores de Avila , y cuya festividad se celebra el 27 de junio cada año.


En el año 711, la invación musulmana cambió el curso de la historia y muchos cristianos se vieron obligados a huir, entre ellos un grupo de monjes (algunos de ellos del Monasterio de San Zoilo) que poblaron el Monasterio de San Juan Bautista en el recien reconquistado Carrion de los Condes. Con ello llegaba a estas tierras la devoción a los mártires cordobeses.

En el año 1070, cuando el infante Fernán Gomez (el mismo del Cantar del mio Cid) quiso cobrar un servicio al rey moro de Córdoba, le pidió el cuerpo de Zoilo, que fue trasladado al Monasterio de Carrion de los Condes. Desde entonces adoptó el nombre del mártir, que se convirtió en patron de la ciudad, atribuyéndosele numerosos milagros.allí continúan sus restos. En una urna situada tras el retablo. En su honor se celebran las fiestas Patronales.

Hay noticias de diversos lugares en los que hubo reliquias de San Zoilo, pero sobre todo Córdoba, donde quedaron algunas que no fueron trasladadas a Carrión. Sin embargo, los expolios de la época musulmana, obligaron a esconderlas, hasta que el tiempo borró de la memoria el lugar donde se ocultaban.

Fue en el año 1575 cuando, con ocasión de unas obras en la iglesia de San Pedro, se hallaron las reliquias de los mártires cordobeses, entre ellas algunas de Zoilo, aunque sin identificar.

Hoy se custorian en una bellisima urna de plata en la Capilla de los Santos Mártires. Este hallazgo reavivó la dovoción martirial y la Cofradia de San Zoilo solicitó a Carrión de los Condes una reliquia autentificada, que se trajo en el año 1714.

TESTIGOS DE CRISTO
LOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA

El término griego “martir” significa “testigo”.
El mártir no es un héroe sobrehumano, ni una pieza de museo.
Su misión es contagiar el amor por la verdad y la libertad,pregonando la esperanza. Ellos hacen creible el anuncio del Evangelio y recuerdan al ser humano su capacidad de amar.

Los mártires nos envitan a contemplar nuestra propia vida desde una nueva luz. Por eso, los artistas los representan sosteniendo una palma, signo de la victoria sobre la muerte.

Córdoba es tierra de mártires, y esa gracia ha dejado huella en nuestras devociones, en la liturgia, en el arte ….. Su historia está tallada en los relieves de la sillería del coro de la Santa Iglesia Catedral, y pintada en los muros de la Parroqui del Sagrario. Sus rostros nos miran en las esculturas y pinturas que pueblan nuestras iglesias.

La ciudad ha conocido tres grandes periodos de persecución: romano, mozárabe y moderno.
En la Córdoba romana, los cristianos morian porque no se sometieron a las presiones para adorar a otros dioses . En esta etapa brillan Fausto, Genaro y Marcial, los tres primeros mártires cordobeses, San Acisclo y Santa Victoria, patronos de la ciudad, y el grupo de Zoilo y los 21 mártires, entre muchos otros.

Los mártires mozárabes fueron ejecutados porque, frente a la imposición de reducir su fe al ámbito privado, descubrieron la alegría del anuncio del Evangelio. San Eulogio fue quien sostuvo hasta la muerte a este grupo de amigos unidos a Cristo. Él escribió el Memorial de los santos narrando los martirios. Poco después entregaría él también su vida. Años más tarde sará martirizado San Pelagio, cuyo nombre lleva el Seminario Mayor de Córdoba.

Los mártires modernos, sencillamente, se resistieron a someter sus conciencias. Eran personas corrientes, pero sostenidos por Cristo y su Iglesia, cuyo agradecimiento por la fe recibida los condujo a una felicidad hasta la muerte.

En una sociedad secularizada como la de hoy, en la que se niega la existencia de la verdad y se adultera la libertad, el tesiminio de los mártires constituye un regalo a la humanidad.



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