MARTIRES
CORDOBESES
SAN
ZOILO
LA
PEREGRINACIÓN DE SUS RELIQUIAS.
Narran
las actas martiriales que los cuerpos de Zoilo y sus compañeros
fueron sepultados mazclados con los peregrinos, para que no pudiesen
ser venerados; a excepción de Félix, que fué enterrado donde luego
se edificaria una basilica con su nombre. Allí trasladó el Obispo
Agapio los restos de San Zoilo, cuando los encontró en el año 613.
a partir de entonces, la iglesia de San Felix se amplió y paso a
llamarse de San Zoilo (posiblemente la actual San Andrés).
Interior de la Catedral |
HISTORIA
Constituido
el imperio romano como una tetrarquía, Hispania quedó dentro de la
región gobernada por el cécar Constancio I, quien atenuó en las
zonas de su mando las persecuciones a los cristianos, que tuvieron
como instigador en el resto del imperio al césar Galerio. Dada esta
circunstancia, es de suponer que el martirio colectivo de Zoilo y sus
compañeros no sucediese antes del año 303, en el que aparecieron
los tres primeros edictos, y que tuviera lugar en el 304, en el que
un nuevo edicto imperial condenaba a los cristianos
indiscriminadamente.
La
noticia más antigua que tenemos de Zoilo es de la segunda mitad del
siglo IV y nos la da el español Prudencio en el Himno IV del
Peristephanon, en el que hace una relación de cerca de 30
mártires poco anteriores a él y en su mayor parte españoles;
aparte de los nombres, poca materia historica podemos extraer de este
elenco (casi una letania), en el que se dice “Corduba Acisclum
dabit, et Zoellum”, pues es indistinta la nomenclatura Zoelo, Zoilo
o Zoyl. En el Martyrologio joronimiano se incluye a Zoilo y
compañeros mártires en el 27 de Junio, lo que coincide con la
mayoría de los martirologios historicos, excepto algunos de los mas
antiguos que se citan a Crescente en primer lugar, pero ello se debe,
según cree Hensquerino, a que fue anterior la invención del cuerpo
de este. Wadelberto usó la voz antistes para significar que
Zoilo fue el primeroentre sus compañeros (no para conferirle la
dignidad de obispo de la que no hay vestigio alguno), lo que, unidoa
la cita exclusiva de Prudencio, a que solo existe acta martirial de
Zoilo y a la ratificación operada por el culto en España, autoriza
a considerar a Zoilo como el principal de los martirizados con él.
ENCUENTRO
DE SUS RESTOS
En
el año 613, reinando Sisebuto, el obispo de Córdoba Agapito II tuvo
la revelación del nombre del martir y del sitio donde yacía su
cuerpo. Acompañado de clérigos y fieles descubre los restos que
hace trasladar a la iglesia de San Justo, la cual, para dignificar la
memoria del mártir, es ampliada, conmutando desde entonces su título
por el de San Zoilo. De esta iglesia de San Zoilo fue clérigo, ya en
el siglo IX, San Eulogio, quien sitúa el templo en el centro de la
ciudad.
ACTA
DEL MARTIRIO
El
monje Usuardo, que estuvo en Córdoba el 858, incluye a Zoilo en su
Martirologio. Haciendo expresa memoria de la aparición a
Agapito II, y de este dato Hensquenio deduce que el Acta del martirio
fue también revelada al obispo Agapito o Agapio. Posteriormente el
Cerratense recoge este relato en el siglo XIII y el P. Flórez lo
incluye en España Sagtada, pero impugna la teoría de que el
acta de Zoilo sea tardia.
De
la mencionada Acta, al menos literariamente posterior, resulta la
legendaria caracterización de Zoilo y su martirio siguiente: Zoilo
era un joven de familia ilustre que manifestaba públicamente su celo
cristiano. Denunciado ante el juez, éste le consideró como el mas
cualificado entre otros detenidos, por lo que trató de hacerle
apostatar para que su ejemplo arrastrase a los demás. Entre juez y
juzgado se establece un diálogo (que a nuestros días llega plagado
de piadosas ingenuidades) en el que Zoilo rehúsa sobornos, afirma su
fe y pretende evangelizar a su juzgador. El juez le manda azotar sin
que la tortura surta efectos y entonces a un verdugo se le ocurre
sacarle a Zoilo los riñones por la espalda, sin que tampoco éste
muera por el nuevo suplicio. Desesperado el juez, desenvaina su
propia espada y le corta la cabeza. Seguidamente manda degollar a los
restantes arrestados y ordena que todos sean sepultados entre los
paganos para que los demás cristianos no encontrarse sus cuerpos.
Sobre el número y la identidad de estos otros mártires se han
suscitado dudas, pues compulsados los martirologios historicos
resultan ser 20 o 21, y entre los nombres citados existen
coincidencias con los atribuidos a los hijos de Santa Sinforosa. El
P. Flórez recoge 20 nombres, que son: Crescente, Julián Nemesio,
Fratria, Prinitivo, Justino, Statheo, Novaciano, Clemente, Marcelino,
Zedino, Féliz, Venusto, Marcelo, Itálica, Lello, Capitón. Timarco,
o Tusco y Dilvano.
Cuadro pintado por Lourdes Urbaneja en 2012,representa la llegada de las reliquia a Carrion |
TRASLADO
DE SUS RESTOS
En
el siglo XI, el conde de Carrión, Gómez Díaz, trasladó los restos
del mártir desde Córdoba hasta el monasterio benedictino de San
Juan Bautista en Carrión de los Condes, que ya se llamó de San
Zoilo. El Cerratense enumera los prodigios de la traslación y los
milagros conocidos de Zoilo, lo que ha sido transcrito por Flórez.
El Breviario Mozárabe conserva un himno gótico que,
glorificando a Zoilo, dice:
“Martyrum
nullí remanente vita,
Contigit terris habitare nostris;
Solus tu morti propriae superstes
Vivis in Orbe”.
PATRONO
En
la actualidad, San Zoilo es el patrón de la ciudad de Carrión de
los Condes (Palancia), aunque las fiestas patronales en su honor no
se celebran el 27 de junio sino en agosto, siendo el día grande de
sus fiestas (el dia de San Zoilo) el penúltimo lunes del mes de
Agosto. El acto más importante de ese día es la procesión del
santo, que es portado por los quintos de la localidad. También es el
patron de la localidad Morañega de Flores de Avila , y cuya
festividad se celebra el 27 de junio cada año.
En
el año 711, la invación musulmana cambió el curso de la historia y
muchos cristianos se vieron obligados a huir, entre ellos un grupo de
monjes (algunos de ellos del Monasterio de San Zoilo) que poblaron el
Monasterio de San Juan Bautista en el recien reconquistado Carrion de
los Condes. Con ello llegaba a estas tierras la devoción a los
mártires cordobeses.
En
el año 1070, cuando el infante Fernán Gomez (el mismo del Cantar
del mio Cid) quiso cobrar un servicio al rey moro de Córdoba, le
pidió el cuerpo de Zoilo, que fue trasladado al Monasterio de
Carrion de los Condes. Desde entonces adoptó el nombre del mártir,
que se convirtió en patron de la ciudad, atribuyéndosele numerosos
milagros.allí continúan sus restos. En una urna situada tras el
retablo. En su honor se celebran las fiestas Patronales.
Hay
noticias de diversos lugares en los que hubo reliquias de San Zoilo,
pero sobre todo Córdoba, donde quedaron algunas que no fueron
trasladadas a Carrión. Sin embargo, los expolios de la época
musulmana, obligaron a esconderlas, hasta que el tiempo borró de la
memoria el lugar donde se ocultaban.
Fue
en el año 1575 cuando, con ocasión de unas obras en la iglesia de
San Pedro, se hallaron las reliquias de los mártires cordobeses,
entre ellas algunas de Zoilo, aunque sin identificar.
Hoy
se custorian en una bellisima urna de plata en la Capilla de los
Santos Mártires. Este hallazgo reavivó la dovoción martirial y la
Cofradia de San Zoilo solicitó a Carrión de los Condes una reliquia
autentificada, que se trajo en el año 1714.
TESTIGOS
DE CRISTO
LOS
MÁRTIRES DE CÓRDOBA
El
término griego “martir” significa “testigo”.
El
mártir no es un héroe sobrehumano, ni una pieza de museo.
Su
misión es contagiar el amor por la verdad y la libertad,pregonando
la esperanza. Ellos hacen creible el anuncio del Evangelio y
recuerdan al ser humano su capacidad de amar.
Los
mártires nos envitan a contemplar nuestra propia vida desde una
nueva luz. Por eso, los artistas los representan sosteniendo una
palma, signo de la victoria sobre la muerte.
Córdoba
es tierra de mártires, y esa gracia ha dejado huella en nuestras
devociones, en la liturgia, en el arte ….. Su historia está
tallada en los relieves de la sillería del coro de la Santa Iglesia
Catedral, y pintada en los muros de la Parroqui del Sagrario. Sus
rostros nos miran en las esculturas y pinturas que pueblan nuestras
iglesias.
La
ciudad ha conocido tres grandes periodos de persecución: romano,
mozárabe y moderno.
En
la Córdoba romana, los cristianos morian porque no se sometieron a
las presiones para adorar a otros dioses . En esta etapa brillan
Fausto, Genaro y Marcial, los tres primeros mártires cordobeses, San
Acisclo y Santa Victoria, patronos de la ciudad, y el grupo de Zoilo
y los 21 mártires, entre muchos otros.
Los
mártires mozárabes fueron ejecutados porque, frente a la imposición
de reducir su fe al ámbito privado, descubrieron la alegría del
anuncio del Evangelio. San Eulogio fue quien sostuvo hasta la muerte
a este grupo de amigos unidos a Cristo. Él escribió el Memorial de
los santos narrando los martirios. Poco después entregaría él
también su vida. Años más tarde sará martirizado San Pelagio,
cuyo nombre lleva el Seminario Mayor de Córdoba.
Los
mártires modernos, sencillamente, se resistieron a someter sus
conciencias. Eran personas corrientes, pero sostenidos por Cristo y
su Iglesia, cuyo agradecimiento por la fe recibida los condujo a una
felicidad hasta la muerte.
En
una sociedad secularizada como la de hoy, en la que se niega la
existencia de la verdad y se adultera la libertad, el tesiminio de
los mártires constituye un regalo a la humanidad.
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