lunes, 2 de mayo de 2011

PASEOS POR CORDOBA


















LA ERMITA DE SAN JOSÉ





LUGAR ELEGIDO POR NUFLO DE CHAVES PARA SU FUNDACION





La Ermita de San José, en uno de los frentes de la plaza de la Magdalena y formando esquina a la calle del Crucifijo, es una de las mas antiguas: la fundó en 1385 Doña Mayor de Martínez, de la noble casa de los Córdobas en su rama conocida por los Señores de Belmonte, destinándola a depósito de los niños perdidos, para lo que puso un encargado y cuatro camas, denominándolo Hospital de la Santa Cruz. En 1416 falleció dicha señora, dejando a su hijo el patronato y cuidado de esta casa, continuando así hasta 1496, en que Doña Constanza de Baeza, segunda mujer y viuda del Veinticuatro Alfonso de Córdoba, el que mató a los Comendadores, en escritura de 3 de Enero, cedió el hospital a la hermandad de San Nuflo, que allí se construyo, reservándose para ella y sus sucesores el patronato de aquella iglesia; de esta sesión viene el tener a la expresada Doña Constanza por la fundadora, como algunos escritores aseguran. A muy poco se instituyó otra hermandad titulada del Santo Crucifijo, de la que tomó nombre el edificio y calle inmediata, y después en 1580 encontramos que primero el Provisor del Obispado y después Urbano VIII, aprueban las reglas o estatutos de la cofradía de San José, en que, andando el tiempo, quedaron todas tres refundidas.



La iglesia es de una sola nave de medianas dimensiones: su altar mayor, de buenas proporciones y de yeso, ostenta en su segundo cuerpo los escudos de armas de los Señores de Belmonte, sus patronos, hoy los Marqueses de Villaseca, quienes han contribuido generosamente a sus reparaciones. En una ermita puramente de pasión: sus imágenes son, en dicho altar mayor Jesús Crucificado, la Virgen de los Dolores y San Juan Evangelista, y en lo alto la Santa Cruz; en otros dos, también de yeso, la Magdalena y San José, y en tres nichos repartidos en los pilares, la Verónica, San Dimas y el Mal ladrón; todas salían en procesión la tarde del Viernes Santo, hasta que en 1820 se suprimieron todas las estaciones, refundiéndose en el Santo Entierro que se efectúa algunos años.







Es creencia entre los devotos de aquellas inmediaciones, que dando aceite para la lámpara de San Dimas, están libre de robos, y que cuando falta luz a la imagen, avisa al sacristán para que la encienda, con lo que no solo ha solido reunir aceite para el santo, sino para ayudar a su gasto, lo que no le habrá parecido muy mal al buen hermano. En muchas ocasiones ha servido esta ermita para colegio electoral, y San Dimas he tenido la prudencia de no reclamar la luz de la lámpara.




De Ramirez de Arellano










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