jueves, 28 de diciembre de 2017

Cortijo de los Frailes Jerónimos de Villarrubia (CÓRDOBA)

Cortijo de los Frailes Jerónimos de Villarruvia

Cortijo de los Frailes  vista sede el norte
Situado al oeste de la ciudad de Córdoba, a unos doce kilómetros, se encuentra la barriada periférica de Villarrubia, la cual, surgió como núcleo urbano debido a las numerosas explotaciones agrarias documentadas en la zona desde el siglo XV tales como : el Cortijo de Villarrubia, el Cortijo del Alamillo, el Cortijo del Rubio y el Cortijo de los Frailes Jerónimos, del cual trataremos a continuación

En los primeros años del siglo XX, la población experimentó un gran crecimiento debido a la instalación de la fábrica de la Azucarera de San Rafael en la barriada, atrayendo a muchas personas a trabajar en ella, no solo de la propia Córdoba, sino también de ciudades como Jaén o Granada. Unos años más tarde, abrirá sus puertas la Pimentera y algo  más tarde, se instalará la fábrica de Levadura, la única que sigue en funcionamiento en nuestros días.

En lo que se refiere al patrimonio histórico de la localidad, forman parte del mismo la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y el edificio más notable, el Cortijo de los Frailes Jerónimos, que era parte del patrimonio rural del vecino Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, situado en la ladera de Sierra Morena, próxima al yacimiento arqueológico de Medina Azahara. Los monjes jerónimos, decidieron situar aquí una explotación agraria debido a la gran riqueza del terreno, perteneciente a la vega del Guadalquivir y ya desde época romana había sido usado este entorno para el mismo fin. Hace 2000 años, aunque no existía un asentamiento poblacional como hoy en día, ya había en las inmediaciones de la barriada un cierto número de enclaves rurales, al frente de las cuales se disponían grandes casas o villas al amparo de estas fértiles tierras, convirtiendo a Villarrubia y sus inmediaciones en un ámbito atractivo para el desarrollo de la agricultura de secano y también de regadío.

En un primer momento, fue conocido como Dehesa y Cortijo de Encinarejo y tras su desamortización en el siglo XIX, pasaría a ser designado Cortijo de los Frailes tal y como lo recoge Sáenz de Urraca en su relación de cortijos de la provincia de Córdoba escrita hacia 1872. En el término del cortijo se desarrolló el pueblo de Encinarejo, heredero de la antigua designación del cortijo.

El edificio que alberga el cortijo, es de amplias proporciones y está compuesto por una estructura peculiar que consta a su vez de todo un conjunto de piezas independientes y autónomas, cerradas al exterior cuya unión  a través de muros de cerramiento general la configuración de un patio interior de trazado irregular.
Puerta principal, cuadras y pajar derruido a la derecha.
A ambos lados de la entrada se encuentran los restos de lo que fueron las antiguas cuadras. Las más antiguas con dos plantas de altura, responden a una estructura lineal formada por tres crujías con arcadas en sus muros centrales, cubierta a dos aguas y forjado intermedio posiblemente para su uso como pajar o granero, compuesto por una viguería es cuadrada de madera y entablado superior, unida a las cuadras a través de un muro, acceso desde el exterior y patio interior, se encuentra la vivienda de los caseros, que se organiza bajo una configuración en L y tiene una planta de altura. Junto a esta también con carácter exento y con  acceso desde el patio interior, se ubica el señorío en una construcción de planta en U con patio privado interior, porticado desde el que se accede a pequeñas habitaciones semejantes a celdas, pues no olvidemos que sus antiguos propietarios fueron frailes pertenecientes a la orden de los Jerçonimos. A él se adosa la capilla que presenta una planta de cruz griega con un cimborrio octogonal rematado por una cubierta de pabellón en el crucero.
Entrada a la capilla                                                       Interior de la capilla

La almazara es la dependencia principal de producción y aunque exenta, se une al resto de construcciones mediante un muro perimetral que contribuye a la configuración de un espacio a modo de patio de molino ,presenta una estructura formada por dos naves en escuadra para sendas prensas de viga en cuya intersección se sitúa la torre de contrapeso con dos capillas. dos crujías contiguas albergaban los empiedros, permitiendo los arcos en los muros centrales la comunicación entre zonas de molturación y la de prensado. La torre de contrapeso posee un  tratamiento muy singular, al estar rematada por un mirador formado por huecos de medio punto y cubierta a cuatro 
aguas.  Hacia el siglo XIX se instaló en una de las  naves de prensado delante de la capilla de la torre de contrapeso, una prensa de torre que se manifiesta al exterior por un volumen macizo de sillería de planta rectangular y sección conopial con remate central. La torre de contrapeso adquiere un grado de formalización lejos de los patrones funcionales que rigen los modelos desarrollados habitualmente en el resto de la provincia.                                   

Torre prensa móvil y mirador                                        Torre de contrapeso y mirador posterior
La presencia de los dos sistemas de prensado para la obtención de aceite, el de viga y el de prensa de torre, acrecienta el interés de este edificio. El primero adquirió un gran protagonismo entre la Edad Media y el siglo XIX, constatándose su funcionamiento en algunos casos incluso hasta mediados del siglo XX. El segundo como tecnología normalmente asociada a explotaciones de olivar de menor escala o productividad, se desarrolló principalmente a lo largo del siglo XIX, estando vigente hasta mediados del siglo XX. Los dos sistemas estuvieron conviviendo aproximadamente un siglo, siendo especialmente significativo en el caso del Cortijo los Frailes.

Al exterior, junto a la capilla se sitúa una alberca de planta rectangular unida a los restos de lo que fue un antiguo jardín y en el que existen vestigios de una acequia. Ello pone de manifiesto la importancia del regadío asociado a la huerta, en esta explotación agrícola antes de la introducción de cultivos industriales. Así se encuentra en las inmediaciones del núcleo principal del cortijo otra edificación de menor entidad, formando un compacto bloque de dos alturas bajo tejado a dos aguas, destinadas en su día a casa huerta.
                 Patio almazara                                                                                Ruinas del patio de la almazara

Tras la desamortización, el edificio pasó a ser ocupado por familias que no disponían de recursos económicos y siguieron con la explotación agraria. En nuestros días, se encuentra en estado de abandono aunque hubo voluntad por parte de su actual propietario de rehabilitarlo y adecuar sus instalaciones a diferentes usos. 
Un enorme edificio el cortijo, compuesto de independientes piezas, unidas por muros de   
cerramiento,que da lugar a un irregular patio interior. A la entrada, izquierda y derecha las cuadras.    Unas de dos plantas y tres crujías que aún mantiene en pie sus arcadas en el muro central . Se pueden ver por las ventanas. Luego la vivienda de los caseros en forma de L. Más al fondo aún el señorio, con acceso desde el exterior, construcción formado una U, con el lateral norte derruido y patio interior con claustro que recuerda un convento posiblemente sean residuos de cuando estaban allí los frailes. 

                                                    Habitantes actuales del cortijo (Foto diario Córdoba 2015)

                                             Habitaciones señorío                                                   Vivienda caseros.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           


                                                      

Arten cordoba.com blog cortijo de los frailes jeronimos de villarrubia .














viernes, 15 de diciembre de 2017

¿ Sabias qué .... ?




MÁS FEO QUE PICIO                                                                                                                              Francisco Picio nacido en Alhendín (Granada), fue condenado a muerte por    razones desconocidas y ya en la capilla recibió el indulto. Tal fue su reacción 
que se le cayó el pelo, las cejas y le salieron tumores por toda la cara, causando una visión espantosa. Cuenta la leyenda que el párroco que fue a darle la extremaunción, ató el crucifijo a la punta de un palo para no acercarse a ese rostro tan espantoso.                                                                              

jueves, 14 de diciembre de 2017

DICHOS POPULARES.





¿ sabias qué. .?


Más chulo que un ocho




La expresión : Más chulo que un ocho


Se trata de una expresión muy castiza. Antiguamente 
en Madrid cuando aún había tranvía, era el tranvía 
número 8 el que llevaba a los chulapos y chulapas 
a la verbena.




miércoles, 13 de diciembre de 2017

DICHOS POPULARES

¿ sabías qué . . .?


las paredes oyen

Cuentan los cronistas que la reina Catalina de Médicis, esposa de Enrique II, rey de Francia, era muy desconfiada y perseguidora implacable de sus posibles rivales. Para poder escuchar mejor a las personas de las que más sospechaba, mandó practicar una red de taladros , hábilmente disimulados entre las molduras, en las paredes y techos del palacio Real. Este sistema de espionaje dio origen a la frase

las paredes oyen “.

lunes, 27 de noviembre de 2017

ASALTO A CÓRDOBA EN AGOSTO DE 1936

En agosto de 1936, un mes después del inicio de la Guerra Civil Española, se desarrollaron unos eventos que pudieron cambiar el rumbo de la historia de nuestro país. Desde la antigüedad, la ciudad de Córdoba tuvo gran importancia como nudo de comunicaciones hacia Sevilla, Málaga y Granada. Este dato no pasó inadvertido por el ejército republicano desde el principio de la guerra, por cuanto que la posesión de Córdoba decidiría el destino de las demás capitales del sur peninsular.  Con la caída de Córdoba también se vería gravemente comprometida Sevilla, donde el general Queipo de Llano arengaba a diario desde su emisora de radio. Así pues, a comienzos de agosto de 1936, el general José Miaja, militar de carrera leal al gobierno de la República, trasladó su Cuartel General de Andújar a Montoro, donde organizó el asalto a Córdoba previsto para el día 20 de ese mes. En aquel momento, la guarnición de la capital cordobesa era muy pequeña y no contaban apenas con apoyo de otras tropas sublevadas 
Artillería republicana, fuente : Portal Fuenterrebollo. 

No existen datos concluyentes sobre la cantidad de hombres que participaron en este
asalto a Córdoba, porque además de las fuerzas combatientes que dirigía el general Miaja
personalmente y que se trasladaron con él a
Montoro, llegaron de muchas partes de España
distintos batallones, de infantería desde Cartagena, de artillería de Valencia y Murcia; de ametralladoras de Alicante; además de dos compañías de carabineros, dos de marinería,
trescientos guardias civiles y varias columnas de milicianos procedentes de Albacete,  Alicante, Murcia y Cartagena. A esta fuerza se le incorporaron poco después, mientras iba de camino a Jaén, algunas compañías del regimiento Vizcaya de Alcoy, y cerca de Córdoba se unirían milicias locales de Jaén y Córdoba, que en su mayoría eran campesinos armados de escopetas con pañuelos rojos en el cuello. En conjunto, la columna del General Miaja se repartió en 9 agrupaciones de las que 3 se establecieron como guarniciones en distintas localidades, quedando una de reserva. Finalmente, para el ataque se seleccionaron 5 agrupaciones muy variopintas que atacarían desde varias direcciones a lo largo del frente: En total unos 2.300 hombres. Un número mucho mayor que la guarnición de Córdoba en ese momento. 
Avión Bombardero Italiano Savola-Marchetti
SM.81 usado en la Guerra Civil española.
Fuente información Wikipedia Italia. 

Las agrupaciones con más probabilidades de
éxito eran las del norte; una por la carretera de
Cerro Muriano, y otra por el Puente Mucho y la carretera de Madrid desde Alcolea; y la del
comandante Pérez Salas intentaría entrar por el
sur forzando el paso por Torres Cabrera, en un
movimiento de tenaza con el apoyo de aviación
procedente del aeródromo de Andújar.

La Agrupación de Pérez Salas partió el día 20 de Agosto desde Montoro hacia Bujalance y de allí por Castro del Río a Espejo y Córdoba. Sin
embargo, a la altura de Torres Cabrera, primero un avión pequeño de reconocimiento lanzó varias granadas sobre el convoy y más tarde
aviones italianos Savoia-Marchetti, venidos de Tablada (Sevilla ) bombardearon el avance. Parte de la columna huyo en desbandada de vuelta a Espejo. La artillería que llevaban quedó prácticamente inutilizada, salvando algunas piezas menores que no sirvieron de mucho después de esto. El comandante Pérez Salas trató por todos los medios de reunir a sus hombres yendo casi hasta Espejo y consiguió reagruparlos de nuevo en la estación de ferrocarril de Torres Cabrera pero tras comprobar el estado de sus piezas, regresaron a pie a Santa Cruz, pues los vehículos también habían sido destruidos.

Mientras tanto, las dos agrupaciones del norte se encontraron con una fuerte resistencia cerca de Córdoba. Los milicianos de Peñarroya y Pedroches, que formaban la columna del norte, fueron detenidos a 6 km. de la capital por la carretera de Cerro Muriano; por otro lado  la otra columna no pasó del Puente Mocho en Alcolea, donde no pudieron sobrepasar a las fuerzas recién llegadas de África.

Las fuerzas al mando de Pérez Salas siguieron acampadas en las inmediaciones de Santa Cruz hasta el día 26, en que aparecieron volando bajo tres bombarderos Savoia-Marchetti, que dispersaron las tropas por buena parte del valle del río Guadajoz. Durante la confusión, 209 guardias civiles aprovecharon para cambiar de bando, huyendo campo través hasta Fernán-Nuñez y de allí hasta Córdoba. La mermada columna de Pérez Salas regresó por Espejo y Castro del Río hasta Bujalance y Montoro; dando por fracasado el intento de tomar Córdoba en aquel verano de 1936.

  

Un recuerdo de la guerra civil en Córdoba, eliminado por los comunistas
























Copiado de www. Artencórdoba.com blog.
Por Juan V. el 22 Agosto.




















lunes, 20 de noviembre de 2017

CORDOBESES ILUSTRES

EL CENOTAFIO DE AMBROSIO DE MORALES

(DEL LATÍN CENOTAPHÏUM) SEPULCRO VACÍO, MONUMENTO FUNERARIO, EN EL CUAL NO ESTÁ EL CADÁVER DEL PERSONAJE A QUIEN SE DEDICÓ   

Claustro barroco de la Colegiata de San Hipólito

Ambrosio de Morales -cordobés- , humanista, historiador, arqueólogo, etc. nació en 1515 y falleció en 1591. Su padre Antonio Morales, fue médico y tuvo una cátedra en la universidad de Alcalá de Henares. Su tío Hernán Pérez de Oliva fue rector de la Universidad de Salamanca. La realidad es que los mimbres del niño vaticinaban un buen cesto de reconocimientos. Fue sacerdote de la orden de los Jerónimos e impartió clases de retórica en la Universidad de Alcalá de Henares. Felipe II le nombró cronista y le encargó un viaje por los reinos de León, Galicia y Asturias, de ahí salió un libro titulado, titulada "Viaje de Ambrosio de Morales por orden del D. Felipe II a los reinos de León , y Galicia y Principado de Asturias", uno de los muchos títulos que componen su obra.

La Comisión de Monumentos de nuestra ciudad, a mediados del Siglo XIX proyectó construir un panteón de cordobeses ilustres. Esta idea empezó a tomar cuerpo con el traslado de los restos de Ambrosio de Morales, a la Colegiata de San Hipólito, restos que estaban en el antiguo Convento de los Mártires en la Ribera, cerca del Molino de Martos, en el mausoleo que D. Bernardo de Sandoval y Rojas, Cardenal y Arzobispo de Toledo, había mandado construir para su maestro Morales, sepulcro de mármol rojo y negro, cuya construcción fue efectuada por Luis González en 1620. Corría el año    
Cenotafio de Ambrosio de Morales.
1844. El traslado se realizó con gran pompa y solemnidad, y estuvo aderezado con un excelente 
discurso de D. Rafael Joaquín de 
Lara y Pineda, éste en 1865 fue 
vicepresidente de la Diputación
Provincial, siempre fue destacado 
benefactor de la cultura cordobesa. Tuvo una notable influencia en la salvación de gran parte del tesoro artístico cordobés, fue cofundador

de la Escuela de Bellas Artes.

Los restos del notable cordobés 
Ambrosio de Morales están en el
Panteón de Hombres ilustres de 
Madrid, otro proyecto, éste a nivel
estatal, creado por el Ministro de 
Fomento. Sr. Ruiz Zorrilla. Su Traslado  se efectuó el 4 de julio de 1869. Fue honrada su partida en la Colegiata, con un notable parlamento de D. Francisco de Borja Pavón. Fue muy importante la afluencia de público el que acompañó a la urna hasta la estación de ferrocarril. Allí se hizo cargo de ella la Comisión Provincial que fue la encargada de entregarla en Madrid.
Puerta de entrada al claustro de San Hipólito

El edificio de la Real Colegiata de San Hipólito, tiene una portada por la calle Gran Capitán, y sobre la cual aparece el escudo de Felipe V, rodeado por el Collar del Toisón de Oro. Ésta puerta es la entrada al claustro, y éste es de estilo barroco, de arcos de medio punto, parte de los cuales están transformados en dependencias cerradas. En su lado  occidental está lo que ahora es el cenotafio y antes fue su sepulcro.

Consideramos importante conocer el texto que se refiere a Ambrosio de Morales en los casos Notables de la Ciudad de Córdoba que dicen textualmente, en su caso treinta y tres :

"Ambrosio de Morales fue bien nacido de gente honrada. Desde niño fue dado a las letras, y así fue en ellas aventajado a los de su tiempo. Viendo los peligros del mundo trató de entrarse en religión, y como prudente consideró que en ninguna podría estar donde con más comodidad pudiese salvarse que en la del glorioso doctor de la Iglesia San Jerónimo. Púsole por ejecución y procedió con tanto ejemplo de vida que los frailes de San Jerónimo de Córdoba que era donde tomó el hábito, le estimaban por observantísimo religioso, y por sus muchas letras, por la cuales era conocido de todas las religiones de aquella ciudad. Sus parientes tenían concebidas grandes esperanzas, así por sus merecimientos como porque estaba en una religión a la cual la Majestad del Rey Felipe II hacia más conocida merced que a ninguna  de las demás, pues en opinión de todas ellas, le dió a esta santa religión la famosa casa que el había edificado y que se llama San Lorenzo el Real del  Escorial, y por otro nombre la octava maravilla del mundo, que sin encarecimiento es la planta ida perfecta y acabada, y la mas rica suntuosa que se conoce en todo el mundo .

Otros cronistas habían tenido no escribir notables grandezas de España: u así las recogió, y sacó a la luz muchos libros y muy curiosos y de grandes erudición en los cuales fue ingiriendo el árbol de los reyes de España; su asiento fue en Córdoba, en el Hospital de San Sebastián donde le vi hartas de veces.

Esta es en lineas generales un simple pasaje del final de la vida de Ambrosio de Morales y una de sus anécdotas más renombradas. Sabemos muchos lo del arca y pocos hemos leído ( yo tampoco) sus obras, pero la vida es así de cruel, aunque hay que reconocer que para crueldad la que él tuvo con sus nobles atributos. 




Publicado 2003 por Paco Muñoz.
notas cordobesas.   
Se hace uno mayor y cada día 
le gusta más la Córdoba  donde 
nacimos.


































.
E






jueves, 9 de noviembre de 2017

MEDINA AZAHARA



LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE


Cuando Medina Azahara fue abandonada, destruida y expoliada no sólo desaparecieron los vestigios materiales de la gran obra de Abd al Rahman III, también su nombre cayó en el olvido. Durante cientos de años las ruinas de la que fuera la joya de la corona del Califato Omeya de Córdoba carecieron de nombre, de identidad. El proceso de recuperación ha sido largo y lleno de altibajos. 

Cuando en el verano de 1236 el rey castellano Fernando III tomó Córdoba, el solar donde siglos atrás se alzó la gran Medina Azahara no era más que un campo de ruinas; una escombrera; un espacio al que se le podía obtener una cierta rentabilidad mediante la reutilización de los miles de sillares, ladrillos, tejas y piezas de mármol que se extendían a través de una centena de hectáreas. La reutilización masiva, previo permiso de la autoridad competente, del material arquitectónico se puede comprobar en los muros de dos insignes edificios cordobeses de los siglos XV y XVI: el cercano monasterio de San Jerónimo de Valparaiso y las Caballerizas Reales. La llamada por aquel entonces "Córdoba la Vieja" , depende primero de la Corona y más tarde del Concejo de Córdoba.

Muy probablemente, la primera persona en percatarse de la importancia de los restos de.Medina Azahara fue Ambrosio de Morales, el insigne humanista, historiador y arqueólogo cordobés, fue miembro de la comunidad de San Jerónimo durante unos años a mediados del siglo XVI. Quizás fue la observación diaria de las ruinas lo que le llevo a interesarse por las mismas. En su obra de 1575 "Las antigüedades de las ciudades de España " consideraba que se encontraba ante los orígenes de la ciudad de Córdoba, la fundación de Claudio Marcelo del siglo II a. C., la primitiva Corduva.

Más atinado estuvo en 1627 Pedro Díaz de Ribas quien opinó que los hallazgos en " Córdoba la  Vieja" eran de construcciones de carácter árabe. Incluso se atrevió a proponer que pertenecían a un palacio de la época de Abd Al Rahman III. Los eruditos locales del XVIII ( el Padre Ruano o Antonio Ponz) simplemente siguieron la línea planteada por Ribas.













  
Sin lugar a dudas, el siglo XIX resulta clave en el "descubrimiento" de Medina Azahara, los inicios del arabismo moderno y la traducción de los escritos de autores como al Maqari o Ibn Irabi favorecieron la correcta adscripción de los restos. Fue el historiador asturiano Ceán Bermúdez quien acabó por confirmar que aquellas "piedras viejas " que tanto atraían a propios y extraños eran la famosa y mítica Medina Azahara. Desde entonces, investigadores, arqueólogos, viajeros románticos y eruditos de todo el mundo han ido aportando su granito de arena para redescubrir la "Ciudad Brillante" de Abd al Rahman III, el Califa omeya de al Andaluz.  


Recepción oficial en Medina Azahara. Interpretación del pintor Dionis Baixeras
MEDINA AZAHARA SE VISTE DE FIESTA:
leoneses,catalanes y bizantinos en la corte de 
AL HAKAM II  
A lo largo de esta serie de artículos dedicados al yacimiento arqueológico de Medina Azahara, hemos hablado en varias ocasiones de las embajadas extranjeras que eran recibidas en la corte. Gracias a diversas crónicas musulmanas como el Muqtabis o los Anales Palatinos de Al Hakam II, sabemos cómo, cuándo y en qué circunstancias se desarrollaron algunas de estas embajadas. Esta jugosa información nos ayuda a interpretar algunos de los espacios hoy visitables en el yacimiento, así como soñar con otros muchos espacios que aún no han sido exhumados y que esperan, pacientemente a ser descubiertos por los arqueólogos.

Los textos nos cuentan que la llegada de diplomáticos, reyes y líderes políticos se preparaban con tiempo y que la ciudad palatina se vestía con sus mejores galas para epactar a aquellos que viajaban desde muy lejos para ser recibidos por el Califa. En la mayor parte de los casos, las embajadas la creación o el mantenimiento de relaciones diplomáticas: principalmente periodos de paz, pactados mediante el intercambio de tributos, rehenes y regalos. Ordoño IV de León vino para intentar recuperar su trono frente a Sancho I ( anteriormente conocido como "El gordo"); sin embargo su actuación fue tan patética que sus pretensiones no fueron atendidas. 

La presencia de embajadas llegadas desde el lejano imperio Bizantino fue relativamente común. En el año 949, siendo califa Abd al Rahman III, fueron varias las audiencias concedidas desde Córdoba, recorriendo el camino Sur, el que iba pegado al gran Guadalquivir, se accedía primero a la ciudad y posteriormente al Alcázar de Medina Azahara. Cuentan los textos que el Califa mandaba poner esteras en el suelo y soldados armados junto al camino a lo largo de los casi 8 kilómetros que unían ambos centros urbanos. La recepción principal tuvo lugar en noviembre de ese año en el "gran salón que miraba a los jardines" donde se intercambiaron valiosos objetos.         

La Reina Sofía y el Presidente
 de Andalucía José Antonio Grillan  










Ibn al-Arabi nos cuenta la curiosa historia de la llegada de una embajada de francos a Medina Azahara. Como siempre, todo se dispuso hasta el más mínimo detalle, de tal manera que los extranjeros quedaban impresionados a cada paso que daban. Al parecer, los soldados que flanqueaban el camino entre Córdoba y Medina, permanecieron todo el recorrido con las espadas desenvainadas, unidad las puntas de ambos extremos de la calzada, formando "bóveda" con ellas. Las calles y pasillos se alfombrarón con telas de seda y dibujos y era tal la calidad de los vestidos de los visires, que los francos hacían reverencias ante ellos pensando que alguno de ellos sería el Califa. Tal era el estado psicológico de los francos, que cuando Abd al Rahman III les dio a elegir entre la paz o la guerra, no dudaron ni un instante.

En el verano de 971, Al Hakam II recibió al conde Bon Fil, embajador del conde de Barcelona Borrel I, acompañado de unos veinte magnates catalanes. Su estancia en Córdoba ( se alojaron en una de las suntuosas almunias que había junto al Guadalquivir, duró algo más de un mes. A su llegada, en la primera de las recepciones en el "Salón Rico", entregaron al Califa un tributo de treinta esclavos .

A lo largo de los quince años de su gobierno, Al Hakam recibió en el gran salón oriental que se abría a los ostentosos jardines del alcázar de Medina Azahara, a más de una treintena de embajadas. En todas el factor común fue la opulencia y el esplendor de la corte omeya. La ciudad palatina, la joya de la corona del Califato Cordobés, se mostraba siempre al visitante repleta de belleza, riquezas y placeres con los que muchos de los extranjeros ni siquiera eran capaces de imaginar. Un rincón del mundo que lucía siempre sus mejores galas y que se convertiría en consecuencia. en un símbolo de la época dorada de al Andaluz.



La leyenda de la ciudad sin nombre
Blog de artencórdoba
Publicado 25 octubre por Saray J.















miércoles, 1 de noviembre de 2017

CORDOBESES ILUSTRES EN NUESTRA HISTORIA


Nuestras líneas de hoy van dedicadas a Ambrosio de Morales, humanista, historiador y arqueólogo, nacido y fallecido en Córdoba. Este ilustre personaje nació en el año 1513. Fue hijo de Antonio de Morales, médico y catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, de ahí que su hijo   estudiara en la Universidad de Salamanca junto a su tío, el también famoso humanista Fernán Pérez de Oliva. Este último fue catedrático y rector de la universidad de Salamanca. Aparte de todo esto se encargó de corregir y editar la obra de su sobrino.

Ambrosio de Morales fue también discípulo de Melchor Cano. Melchor Cano también estuvo interesado en el campo de la lingüística, ya que compuso un "Discurso sobre la lengua castellana". En 1531 cuando el tío de Ambrosio de Morales falleció,
regreso a Córdoba y en 1533 paso a formar parte de    
la orden de los Jerónimos. Fue ordenado sacerdote y además enseñó retórica como catedrático en la
universidad de Alcalça de Henares desde 1550.

Hacia 1559 nuestro cordobés ilustre recibe los primeros
encargos por parte de la monarquía. Felipe II le encomienda en 1572 la tarea de realizar un viaje a León,
Galicia y Asturias para estudiar reliquias, libros,
documentos, objetos y manuscritos que salvó para las
colecciones reales del Monasterio de El Escorial. Como
resultado de esta experiencia escribió "Viage de Ambrosio de Morales por orden del Rey Felipe II a los Reinos de León, y Galicia y Principado de Asturias". Pero no le bastó con eso, consiguió persuadir al rey para que se realizarán unas descripciones sobre la historia y topografía de los pueblos de España, todo ello en las respuestas de unos cuestionarios que el mismo diseño, los cuales pedían entre otras cosas datos toponímicos, arqueológicos,  históricos y eclesiásticos. Las respuestas a estos cuestionarios se compendiaron en ocho volúmenes, los cuales nos ofrecen un estudio de gran profundidad sobre la España de la época. Todos estos datos le sirvieron más adelante en sus obras de carácter histórico.

Las principales personalidades del momento que le ayudaron a hacer estas compilación fueron; Juan Fernández Franco, Antonio Agustín, André de Resendeo o Jerónimo Zurita entre otros. Una de las principales obras que siempre defendió de este autor fueron los "Anales de la Corona de Aragón" contra los ataques que sufría. Como elemento para rebatir las acusaciones escribió su
"Apología de los Anales". Ambrosio de Morales fue nombrado cronista de Castilla en 1563. Este fue el momento en el que comenzó a estudiar las fuentes para poder realizar un mejor trabajo, incorporando en sus investigaciones los testimonios no escritos encontrados en objetos tales como medallas o inscripciones.

Como continuación de la "Crónica" de Florián de Ocampo, el redactó  "Antigüedades de las ciudades de España" fechada en 1575. El hilo conductor común de ambas obras fue la historia arqueológica de los lugares que Ocampo mencionó y que Morales continuó. En la obra se percibe claramente un rigor histórico que la obra que toma como modelo no posee. Otra de sus obras de aquella época fue  "Discurso sobre las antigüedades de Castilla". Reeditó además los libros de su tío agregándoles quince "Discursos" propios. En 1567 se le incluye para el proceso de canonización de Fray Diego de Alcalá.

Un año después participó como juez en las festividades conmemorativas del traslado desde Huesca a Alcalá de las reliquias de los mártires Justo y Pastor. A partir de 1578 se instala en la localidad de El Puente del Arzobispo, después de haber sido ordenado vicario y administrador de los hospitales de la localidad un año antes. En 1582 regresa a Córdoba por cuestiones de salud donde reside hasta su muerte  el 21 de Septiembre de 1591.

Ambrosio de Morales, a lo largo de toda su vida, antes incluso de convertirse en cronista real, se dedicó a la historia y a su investigación, visito los lugares donde tuvieron los hechos históricos que investigaba buscando información directa y contextualizándolos en el momento en el que ocurrieron y no solo hablando del hecho en sí. Es siempre un considerado un autor moderno que en su producción sacrifica el estilo y la forma por incluir un contenido preciso en sus obras.   




  Publicado por Ana el 21 Sepbre. 2017 
  artencordoba.com
    






viernes, 20 de octubre de 2017


CEMENTERIO NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD

Fachada de la Ermita Nuestra Señora de la Salud y entrada al Cementerio

c

Tal día como hoy hace unos 215 años, José I Bonaparte firma en Madrid el decreto por el que se ordena la construcción del cementerio de Nuestra Señora de la Salud. Algunas fuentes hablan de que se había planeado su construcción unos años antes de 1809, concretamente para 1804, pero que la llegada a la ciudad de una epidemia de fiebre amarilla junto con la falta de medios económicos con los que contaba el consistorio lo habría retrasado todo.

Este cementerio tomara el nombre de la ermita que se construyó junto a el. Este cementerio se crea como muchos otros por toda la geografía española con la intención de erradicar la costumbre tan arraigada de enterrar a la gente dentro de las iglesias o en las cercanía de las misma.

Tardó alrededor de un año en ser construido. Aunque se acometieron diferentes reformas en su trazado a lo largo de las siguientes décadas hasta que en 1833 adoptó la forma que tiene en la actualidad tampoco ayudaría la inestabilidad política ligada al reinado de Fernando VII, en 1833 será el año en el que comience a dársele uso como cementerio. En 1846 se realiza otra de sus transformaciones más importantes, integrándose la capilla que le da nombre a todo el conjunto y dotándolo de la fachada neoclásica que posee en la actuali -     dad. Ya en tiempos más actuales, concretamente en el año 2009, se crea otra entrada para así poder facilitar su acceso además de un punto de encuentro.
Puerta lateral al cementerio.

  

Enterramiento de Manolete.












De entre las tumbas más conocidas de este cementerio podemos hablar de las dedicadas a cuatros de los de los cinco califas del toreo cordobés: Manolete, Guerrita, Lagartijo y Machaquito. En este cementerio de la Salud también contamos con las tumbas de algunos de los alcaldes mas famosos de la ciudad: José Cruz-Conde,  y Rafael García Lovera.   
Enterramiento y panteón de la marquesa Salazar.
ady Las últimas décadas del siglo XVIII van a marcar el final de los enterramientos en el interior de las ciudades (al amparo de las iglesias ) y el inicio de un nuevo concepto de la muerte. Siguiendo las doctrinas que se estaban poniendo de moda en la Europa ilustrada, el rey Carlos III promulga un Real Decreto en 1787 en el que establece que los cementerios deben situarse para prevenir epidemias, en lugares ventilados y fuera de las murallas. Este decreto fue muy bien acogido por parte de las corporaciones municipales de la época; sin embargo, los estamentos eclesiásticos vieron estas ordenanzas como un ataque a sus privilegios y se opusieron abiertamente a su implantación. Tal fue la presión establecida que estas medidas apenas se pusieron en práctica. Un nuevo intento tuvo lugar en 1804 de la mano de Manuel Godoy primer ministro de Carlos IV. En esta ocasión, fue la llegada de las tropas napoleónicas las que desbarató el proyecto . El 4 de marzo de 1809 José I Bonaparte firmó un nuevo decreto con similares instrucciones que estuvo en vigor hasta la expulsión de los franceses. La norma definitiva, la que prohíbe los enterramientos en las iglesias y espacios adyacentes y obliga a la erección de cementerios fuera de los cascos urbanos, fue firmada por la reina Isabel II en 1834           



En Córdoba, el cementerio más antiguo el de Nuestra Señora de la Salud fue proyectado en 1804 durante una epidemia de fiebre amarilla, Este no se llegó a levantar en ese momento, aunque si fueron construidos dos cementerios provisionales para tal fin; uno tras el convento del Carmen en San Cayetano, y un segundo tras la iglesia del Espíritu Santo, que se localizaba a las espaldas de la torre de la calahorra.

El Cementerio de la Salud comenzó su construcción al amparo de la normativa impuesta por los franceses en octubre de 1810 y fue inaugurado en junio de 1811. El lugar elegido fue junto a la ermita de la milagrosa Virgen de la Salud, donde ya existía un pequeño cementerio perteneciente a los monjes que se encargaban del templo. Desconocemos la extensión inicial del camposanto que se ceñiría a los terrenos aledaños a la ya citada ermita. Fue ampliado en los años 1833 y 1846, contando con unos 10.000 metros cuadrados en 1852.

El espacio interior del cementerio está separado del exterior por una alta pared, se vertebra el interior en torno a una calle principal, junto a la que se desarrollan otras de menores dimensiones, en cuyo centro se dispone una rotonda. Los enterramientos más importantes se disponen en torno a este eje viario.

Este lugar fue elegido por los más destacados miembros de la sociedad cordobesa del siglo XIX y la mitad del del siglo XX, políticos, nobles, clérigos  o toreros, eligieron el cementerio de la Salud como morada eterna. Así entre muchos otros, los Cruz Conde, los Cabrera,  los marqueses del Mérito, Manolete, reposan en este suelo sagrado.